Para concluir: Manos misteriosas ofuscaron las responsabilidades por la destrucción de Gernika

25 julio, 2017 at 8:30 am

Ángel Viñas

Como ahora ya se acercan las vacaciones y, en lo posible, quien más y quien menos ya estará pensando en ellas (servidor lo está) creo que hay que cerrar la presente serie de posts sobre las responsabilidades en torno a la destrucción de Gernika. En este último post quiero felicitar a los militares y/o historiadores franquistas por su éxito en haber logrado emborronar en todo lo posible las huellas de la connivencia con los nazis tanto en los antecedentes como en el hecho mismo. Desgraciadamente, para todos ellos, fracasado. Dado que he tenido el placer de prologar el libro del profesor Xabier Irujo, no me extenderé en otro tema. Tal vez, al regreso de vacaciones, si algún lector estuviese interesado podría volver, pero once posts sobre un aspecto central como es el de las responsabilidades me parece que son ampliamente suficientes. Lamento, eso sí, que ni Ricardo de la Cierva ni el general Jesús Salas (qepd) hayan podido leerlos. Quizá sus sucesores hayan aprendido algo.

En el Archivo Histórico del Ejército del Aire (AHEA), que supongo Salas conocería como la palma de su mano, existe abundante documentación sobre las relaciones entre la Legión Cóndor y el mando franquista. Que yo sepa, pocos son los gacetilleros que los han explorado. Vicente Talón entrevió algo, pero se echó rápidamente para atrás. Lo que hay machacaba su redentora tesis.

En tal documentación figuran numerosos resúmenes sobre las actuaciones de los pilotos nazis que, naturalmente, se comunicaban a la Jefatura del Aire y a la Misión italiana. No las hay en lo que se refiere al bombardeo de Gernika, salvo a  posteriori y debidamente desfiguradas. Este último es un tema conocido, aunque subsisten los emborronadores de papel (no daré nombres) que siguen interpretándolo con escasa luz. Paciencia.

Así, por ejemplo, restringiéndonos a algunas muestras aleatorias de los bombardeos efectuados antes de la ofensiva en el Norte podríamos destacar los informes del

  • 15 de marzo. Ataque la noche anterior de 14 Junkers 52 con 14.480 kilos de bombas sobre Alcalá de Henares y Guadalajara. Sin incendiarias.
  • 23 de marzo. Vuelo desde Zaragoza. Bombas de 50 kilos (que eran las normalitas, salvo mención en contrario) La tercera escuadrilla y dos Henschel 123 atacaron al norte de Titulcia, en vuelo muy bajo. Una escuadrilla del grupo VB/88, con Heinkel 111, lanzó 16 bombas sobre el aeródromo de Alcalá. Sin incendiarias.
  • Noche del 24 al 25 de marzo. Ataque a Brihuega, Alcalá de Henares y vías de comunicación. Brihuega, Torija y Trijueque bombardeados por dos aparatos. Los restantes, por falta de visibilidad, se dirigieron contra Guadalajara y las carreteras hacia Torija y Alcalá. Los primeros aviones salieron a las 22.10 con intervalos de 20 minutos. La última salida se produjo a las 00.33 y la última llegada tuvo lugar a las 2.33. Volaron ocho aviones de la primera escuadrilla. Se lanzaron 16 bombas de 250 kilos además de 128 de 50. Sin incendiarias.

En la misma noche la segunda escuadrilla bombardeó Alcázar de San Juan. El ataque se preparó saliendo dos aparatos uno tras otro seguidos por los demás con intervalos de 1.15 horas. Esto permitía intensificar el efecto sorpresa.  La distancia entre las pasadas se calculó para inducir a las autoridades de la ciudad a que encendieran de nuevo las luces. Ello facilitó la orientación de los cuatro aviones de la segunda escuadrilla con lo que se potenciarían los resultados. La primera salida tuvo lugar a las 21.00. Los dos aviones que la hicieron debían informar sobre las condiciones meteorológicas y la defensa antiaérea. Última salida a las 23.10. Última llegada a las 02.50. Sin incendiarias. [Me he detenido en esta operación porque en ella se utilizarían añagazas más o menos similares a las que después se aplicaron en Gernika, con la sustancial diferencia de que aquí la acción fue durante el día].

  • 25 de marzo. Ataque de dos Heinkel 111 al puerto de Santander con 32 bombas. Otro, con el mismo objetivo, con un segundo avión del mismo tipo y 16 bombas. Ataque de un Dornier 17 en Ocaña y un Junkers 86 contra la estación de Aranjuez, con 10 y 16 bombas respectivamente. Nuevo ataque con tres Dornier 17 sobre puentes al lado de Aranjuez con 30 bombas. 10 bombas más dieron en la estación. 20 bombas arrojadas sobre la línea de ferrocarril con Madrid. Un Heinkel 111 destruyó tres aparatos en el aeródromo de Madrid. El grupo A/88 operó desde Zaragoza: dos aviones contra la presa de Tremps con 12 bombas. Buenos resultados. Un nuevo ataque posterior la destruyó totalmente. Sin incendiarias.

Y así una larga, a decir verdad larguísima ristra. Siempre que era posible se informaba a la Jefatura del Aire (Kindelán) de que se aportarían más detalles sobre los efectos de las operaciones una vez que regresaran los aparatos de reconocimiento. Con frecuencia los partes eran muy breves. De lo que se trataba era, probablemente, de dar una primera impresión. Aparte de ello la Cóndor remitía numerosísimas informaciones sobre el adversario que se obtenían por los más diversos medios.

En la campaña de Vizcaya este tipo de comunicaciones se intensificaron así como las actividades de coordinación, pero ¡oh, cielos!, una mano misteriosa las ha hecho desaparecer en el entorno de Gernika. En la documentación de la 3ª Sección de la Jefatura Regional Aérea del Norte hay que denunciar la friolera de un hueco de mes y medio entre el 1º de abril y el 17 de mayo. Por lo que queda sabemos que las escuadrillas españolas del teniente coronel Rubio figuraban entre los destinatarios. Las órdenes de operaciones de la Cóndor se remitían escrupulosamente. A veces eran de un detalle considerable.

La Jefatura del Aire emitía, por su parte, Boletines de Información. No hemos encontrado la colección completa pero sí algún número significativo. Es el que corresponde al 22 de abril de 1936, es decir cuatro días antes de la acción sobre la villa foral. Lleva el número 33. En el apartado referido a la información propia, al abordar los efectos de “nuestras actuaciones”, puede leerse lo siguiente:

“Se han llevado a cabo con pleno éxito todos los servicios ordenados por el Alto Mando de esta Jefatura. Hoy han sido derribados e incendiados en el frente de Vizcaya dos aviones de caza nuevo tipo muy rápidos por nuestros Messerschmitt”.

¿Qué significa esto? Los Messerschmitt eran aparatos muy avanzados para la época. Formaban parte de la dotación, ¡cómo no!, de la Cóndor. No pertenecían, que yo sepa, a las fuerzas aéreas franquistas. Era, sin embargo, el Alto Mando español quien marcaba sus servicios. Los alemanes ejecutaban. Es decir, tal y como se había previsto antes de la ofensiva.

Al día siguiente, 23 de abril, el boletín nº 34 indicó:

“En el frente de Vizcaya nuestra Aviación ha cooperado con grandísima brillantez y eficacia al avance victorioso de las fuerzas de tierra”.

Es decir, la cooperación funcionaba. Se trata de una información escueta pero no menos significativa. ¿Qué pasó después? El 26 de abril no hubo boletín. Una casualidad. El siguiente, nº 35, del 27 afirmó contundentemente:

“Se ha continuado prestando eficacísimamente la colaboración a las tropas de tierra en su arrollador empuje en el frente vasco”.

Es decir, en el contexto más inmediato a Gernika no hay nada que haga sospechar que la cooperación tierra-aire sufriera el menor sobresalto. Dos preguntas se imponen: ¿por qué los boletines fueron parquísimos en el caso de la villa foral? ¿No sería por el temor a dejar cualquier tipo de constancia por escrito?

Naturalmente, todo el pasado previo al bombardeo de Gernika se borró de los documentos tipo. Si se abrió un expediente sobre la destrucción de la villa foral, y es bastante inverosímil que no se hiciera, también ha desaparecido. Una mano misteriosa se encargó de “procesar” la documentación relevante.

El problema es cuándo. Tal vez no fuese en aquel período mismo. Hasta los mandos, militares y civiles, más tontos necesitaban conocer algo de lo realmente ocurrido. Además, ¿quién iba a pensar que el franquismo naciente no iba a ser eterno? Es significativo que el Archivo Histórico del Ejército del Aire no fue de los que más rápidamente se abrieron en la Transición. Cuando servidor era un joven investigador y entró por primera vez en el Servicio Histórico Militar allá por el año 1974, gracias a una recomendación del profesor Fuentes Quintana, ya tenía una cierta experiencia del trabajo en archivo. En aquella época la primera regla consistía en hacerse amigo del equipo que servía a los investigadores desde el mando intermedio hasta los mozos de almacén. Siempre me dio buenos resultados.

Pues bien, uno de los soldaditos que allí trabajaban, y a quien solía dar buenas propinas para que me preparase rápidamente la documentación, se alegró mucho de que me comportara así porque era el único y no como “esos jefes y oficiales” que no daban ni las gracias y encima se llevaban papeles a su casa. Me dio los nombres, que silencio por una cuestión de mero pudor, algo de lo que andan sobrados sus correligionarios.

Otros investigadores (conozco al menos dos, íntimos amigos míos, y de los que tampoco daré el nombre porque si quieren pueden hacerlo ellos) tuvieron experiencias similares, no en el SHM pero sí en el “santo de los santos” de aquellos años: el archivo de la guerra civil en Salamanca.

No debería, pues, extrañar que hubiese sido tal vez en aquellos años febriles de la Transición cuando la mano misteriosa arramplase con todo lo que pudo encontrar en relación con el bombardeo de Gernika. Lo que queda es suficiente, sin embargo, para apuntalar firmemente la tesis de la corresponsabilidad hispano-alemana en la destrucción de la villa foral.

Esta es una tesis que he argumentado por activa y por pasiva desde los años setenta. La documentación posterior que ha salido a la luz no ha hecho sino reforzarla. Así, pues, con un pequeño ¡que se enteren! a los gacetilleros de pro, que siguen poniendo el peso de la responsabilidad en los hombros nazis para exculpar a los gloriosos “cruzados”,  cierro esta serie. No sin antes recordar a los lectores que lo deseen que consulten el ABC de Sevilla del 29 de abril de 1937 en el que se recoge el parte oficial que emitió el inefable Boletín de Información del Cuartel General del Generalísimo. Solo hay que ir a la página de la hemeroteca de ABC con unos cuantos clicks del ratón del ordenador.

A todos mis lectores les deseo un feliz verano, dentro de lo posible dadas las actuales circunstancias. Prometo volver al blog pasadas las vacaciones. Hacia el 5 o 12 de septiembre.

REFERENCIAS

Las obras no identificadas que he utilizado en esta serie de once posts han sido las siguientes:

Corum, James S., Wolfram von Richthofen: Master of the German Air War, Lawrence, University of Kansas, 2008.

*Irujo, Xabier: 26 de abril de 1937. Gernika, Barcelona, Crítica, 2017.

Kindelán, Alfredo, La verdad de mis relaciones con Franco, Barcelona, Planeta, 1981.

*Maier, Klaus A., Guernica. La intervención alemana en España y el “caso Guernica”, Madrid, Sedmay, 1976.

Raymond L. Proctor, Hitler´s Luftwaffe in the Spanish Civil War, Westport, Connecticut, Green Wood Press, 1983.

Ries, Karl y Ring, Hans, Legion Condor, 1936-1937. Eine illustrierte Dokumentation, Mainz, Verlag Dieter Hoffmann, 1980.

*Schüler-Springorum, Stefanie, Krieg und Fliegen. Die Legion Condor im Spanischen Bürgerkrieg, Paderborn, Ferdinand Schöning Verlag, 2010 (hay una edición abreviada en castellano en Alianza).

*Herbert R. Southworth, La destrucción de Guernica. Periodismo, diplomacia, propaganda e historia, Granada, Comares, 2013 (edición de Ángel Viñas)

(Las señaladas con * tienen una abundantísima bibliografía y están basadas en fuentes primarias relevantes de época).