En torno a la leyenda que se fabricó Serrano Suñer (VI)

13 diciembre, 2016 at 8:30 am

Angel Viñas

El memorándum de la conversación que Serrano Suñer tuvo con el agregado de prensa adjunto de la embajada británica en Madrid y que he reproducido en los posts precedentes contiene, ya se ha señalado, una buena dosis de confusión y también notables inexactitudes en algunos aspectos. Lo que pretendió Serrano al “soltar” su versión a un diplomático inglés no lo sabemos, pero es seguro que no lo hizo por amor al arte. Es, pues, importante registrar cuáles fueron las reacciones de los funcionarios, altos y bajos, del Foreign Office que lo leyeron a su llegada a Londres. Como era costumbre en la época, la camisa que contiene el memorándum dejó espacio para que los lectores dejaran constancia de sus comentarios. Es una costumbre típicamente británica que permite, hasta cierto punto, seguir el pensamiento de los diplomáticos que tenían que recomendar alguna actuación sobre el tema en cuestión. El flujo de comentarios era doble, de abajo a arriba y de arriba abajo. Gracias a todos ellos se adoptaba una u otra decisión. Reproducimos las reacciones.

 

CITA

  1. “ Esta es una narración franca y reveladora de las actividades españolas a favor del Eje entre 1940 y 1942. Los motivos explicativos del arrebato del señor Suñer parecen ser la envidia personal y el ánimo de venganza. ¿Para imprimir?[1] (17 de octubre de 1945)
  2. Se trata de evidencia muy interesante que puede ser valiosa más adelante. Las afirmaciones de Suñer ciertamente desmienten las protestas del general Franco acerca de su neutralidad. También indican cuán difícil en aquellos días debió de ser la situación de nuestro embajador. De todas maneras es difícil sustraerse a la impresión de que si Alemania hubiese ganado, Suñer hubiera conseguido puntos para España y muchas ventajas para ella con un coste material reducido. Creo que merece la pena imprimir (17 de octubre).
  3. Muy interesante (21 de octubre)
  4. Tengo mis dudas respecto a imprimirlo. Me parece que es, al menos,  un tanto mendaz. En primer lugar pienso que habría que cotejarlo con los documentos alemanes capturados que muestran, me parece, que Franco propuso entrar en guerra al lado del Eje (y esto debió de ser en el tiempo de Suñer) pero cometió el error de pedir demasiado por lo que Hitler perdió el interés. Quizá pudo tratarse de una astucia de Suñer pero lo dudo mucho…(Alexander Cadogan, 22 de octubre).
  5. Estas afirmaciones del señor Serrano Suñer iluminan mucho aunque estoy de acuerdo en que deben tomarse cum grano salis. Hay un pequeño extremo en el que a Mr Malley le falla la memoria. El discurso de Franco en el que atacó furiosamente al Imperio británico y a los EEUU, mofándose de los cincuenta destructores, tuvo lugar el 18 de julio de 1941 y no de 1942. En aquel tiempo Franco estaba dispuesto a abandonar la no beligerancia (21 de octubre)
  6. serrano_hitlerComentarios sobre la versión de los acontecimientos según el señor Serrano Suñer:La mayor parte de este relato coincide con otra evidencia que tenemos en relación con los contactos hispano-alemanes en 1940-1941. Dista mucho, sin embargo, de ser completa y en una serie de aspectos probablemente está viciada por animosidad personal. Añade poco a las acusaciones contra el general Franco. Persiste la conclusión de que Franco, cualquiera que fuese el grado de hostilidad que sintiera hacia la Gran Bretaña y las democracias, nunca estuvo realmente deseoso de meter a España en guerra al lado del Eje y, a medida que transcurría el tiempo, fue mostrando una resistencia creciente a seguir por tal camino.La admisión por parte de Serrano Suñer de sus sentimientos tan pro-Eje y la fuerte posición de que gozaba en España como amigo de Alemania es solo parcialmente relevante. La prueba crucial para la política española tuvo lugar en septiembre de 1940 cuando, probablemente en respuesta a una gestión previa por parte de Franco, se llamó a Suñer desde Berlín. Según nuestras fuentes alemanas, Suñer confirmó la oferta española de entrar en guerra si Alemania se declaraba dispuesta  a:
    • Resolver las dificultades económicas suministrando 400.000 toneladas de trigo y 56.000 toneladas de gasolina mensuales.
    • Suministrar artillería pesada para Tarifa y el Campo de Gibraltar.
    • Ceder a España la totalidad del Marruecos francés y el Oranesado.

    Este último aspecto, a saber, la reivindicación española de territorios en el Norte de África, fue uno de los que Franco suscitó a Hitler desde el primer momento. Fue también el que, para contentar a España, los alemanes encontraron más difícil. (En su conversación con Mr. Malley, Suñer omitió cualquier referencia a este aspecto de las discusiones en Berlín y se explayó por el contrario en los argumentos que afirma utilizó para mantener a Hitler fuera de España).

    Tal y como indica sir A. Cadogan es bastante dudoso que las peticiones españolas a Alemania e Italia en tales discusiones fueran tan elevadas como para disuadir a Hitler de presionar a los españoles para entrar en guerra, pero el pacto por el cual, según Suñer, España “se convirtió en un aliado no militar del Eje y se comprometió a ayudar a Alemania e Italia económica y políticamente por todos los medios a su alcance” constituyó una clara ruptura de la neutralidad. Por otro lado, con independencia de que la influencia de Mussolini en los planes alemanes fuera o no decisiva o que el nombramiento de Suñer como ministro de Asuntos Exteriores cumpliera con las exigencias alemanas, la evidencia disponible indica que Franco no aceptó la entrada de España en guerra y quizá incluso desalentó, en lugar de alentar,  a los alemanes en sus planes de atacar Gibraltar atravesando España[3] (1º de noviembre).

  7. Me parece que es totalmente evidente, a tenor de la versión alemana de las conversaciones de Serrano Suñer en Berlín, que su relato a Mr. Malley constituye una distorsión de los hechos y que cuando fue a Berlín su objetivo era más bien insistir en ciertas compensaciones para España, perfectamente definidas, antes de entrar en guerra. Si el Gobierno alemán hubiera aceptado el precio (véase el punto 2) no tengo absolutamente la menor duda de que España habría entrado en guerra. Pero los alemanes lo encontraron demasiado elevado  (véase el resumen de Creswell de los documentos alemanes capturados[2]) y además, incidentalmente, perjudicaron sus deseos al pedir la cesión de una de las islas canarias. En vista de los comentarios de sir A. Cadogan que no se imprima.
  8. Evidentemente no debemos imprimir el despacho de Madrid. Pienso que podríamos dar a conocer a sir I. Mallet lo que ocurrió realmente (4 de noviembre).
  9. Sí (5 de noviembre)”.

FIN DE LA CITA

 

He reproducido los comentarios, con impresiones diferentes, tal y como se produjeron por orden cronológico, dejando de lado los nombres de los autores que no son, en general, conocidos sino de los especialistas. Una excepción es Sir Alexander Cadogan, subsecretario permanente de Estado y punto clave en el desarrollo de los sobornos a militares y políticos españoles, aunque no dejó traslucir nada al respecto ni en sus comentarios ni en su propio diario.

En resumen, entre los especialistas del Foreign Office la reacción fue mayoritariamente negativa en lo que se refería a los aspectos históricos. Este rechazo fue incluso mayor desde el punto de vista de la leyenda que Franco y su aparato de propaganda estaban creando a toda velocidad en aquellos momentos. Naturalmente, los comentarios se centraron en los aspectos internacionales y no en la vertiente de la política interior española. Dan color y sitúan el informe de Malley en el marco apropiado. Si Serrano Suñer pretendía conseguir que en el Londres de la victoria se aceptaran sus puntos de vista, sus propósitos no tuvieron el efecto deseado.

Pero los diplomáticos británicos fueron más allá. El memorándum de Malley sirvió de chispazo para una investigación más en profundidad de lo que era ya historia. Este es el tema de los dos posts siguientes.

(Continuará)

 

 

[1] Se imprimían los despachos que se consideraban más importantes, lo que les aseguraba una atención mayor así como una circulación más amplia.

[2] Lo exponemos más adelante. Las itálicas son nuestras.

[3].Nunca se consideró seriamente penetrar en España sin la  previa aceptación de Franco. En su entrevista con Mussolini en el Brennero, el 4 de octubre, Hitler declaró que la única ventaja estratégica que ofrecía la entrada en guerra española era la toma de Gibraltar.