En torno a la leyenda que se fabricó Serrano Suñer (VII)

20 diciembre, 2016 at 2:16 pm

Ángel Viñas

Del post anterior los amables lectores recordarán que el subsecretario permanente del Foreign Office había sugerido que convendría echar un vistazo a los documentos alemanes capturados para ver qué imagen se desprendía de los mismos. Esto es lo que mucho después, cuando se publicaron, han venido haciendo numerosos historiadores. Serrano nunca hizo la menor referencia a los mismos, salvo en un caso, el de lo que se ha llamado, presuntuosamente, el “protocolo de Ayete”, tras la conferencia de Hendaya. El exministro intentó confundir a todo el mundo.

serrano_sunerEn cualquier caso la sugerencia de Cadogan era viable y necesaria porque en la España de Franco la tendencia a escribir una seudohistoria se afianzaba a la velocidad del relámpago. El escribidor del Río Cisneros, por ejemplo, que trasladaba la línea super-oficial en bobadas sobre la política internacional de España para el Boletín de Información editado por la Dirección General de América del Ministerio de Asuntos Exteriores, llevó la desvergüenza a su extremo en consonancia con las necesidades del momento y no le dio apuro alguno en señalar que

…La conducta de España rebasa moralmente los límites de la simple neutralidad, para alcanzar los de la hidalguía y la buena vecindad en el caso de Francia. La nación que prácticamente ha podido comprobar lo que es una conducta caballerosa es Francia, en su frontera del Pirineo y en la de Marruecos (…) Francia recibió de España el trato más respetuoso y considerado. No atacó militar ni políticamente a Francia, no solo por cumplimiento de un principio de neutralidad sino por hidalguía y amistad, ofreciendo un ejemplo de magnífica vecindad[1]

En realidad, del Río no hizo sino seguir glosando o copiando a Franco ya que incluso reprodujo sin comillas afirmaciones del mismo. Algo que, por supuesto, podía entenderse como lealtad acrisolada. A Franco no se le ocurrió presentar su política de “no beligerancia” como Realpolitik. Para entonces había aprendido bien las lecciones que en materia de propaganda había podido colegir de su homólogo nazi y del ministro de Ilustración Pública y Propaganda, el maestro Goebbels. Una mentira mil veces repetida termina convirtiéndose en verdad. Por ello, en unas famosísimas declaraciones a la United Press, Franco  no había tenido el menor empacho en mentir como un bellaco:

En septiembre de 1939 España declaró y practicó la neutralidad; pero más, mucho más aun, cuando en junio de 1940 los ejércitos alemanes llegaron a la frontera española ocupando Francia y este país quedó totalmente desarmado. España en lugar de aprovecharse de estas circunstancias y atacarla por la espalda, lo que no está en sus tradiciones por ser incompatible con su hidalguía, tuvo para con el país vecinos gestos amistosos (…) España mantuvo entonces, honradamente, su completa neutralidad; no aprovechó la debilidad pasajera de nadie y afirmó públicamente, con actos, los principios de su independencia y orden moral (sic) internacional de su política exterior[2].

Probablemente los marroquíes, franceses y portugueses habrían tenido otras impresiones, de haberse llevado a la práctica los planes que para ellos habían albergado el desmemoriado Franco y su no menos desmemoriado cuñado.

Una parte de la conversación del exministro con Malley, que hemos reproducido en los posts anteriores, no se envió con el despacho al Foreign Office. Pero Malley también consignó por escrito lo que Serrano le dijo sobre sus relaciones con la embajada. No tienen demasiado interés salvo que le dio los nombres de los organizadores de las famosas manifestaciones contra el Reino Unido delante del edificio. Fueron Manuel Valdés Larrañaga y David Jato. Añadió Serrano que eran servidores, a sueldo, de la representación alemana. Esto es nuevo en la literatura pero, obviamente, no tenemos sino la palabra del cuñado, transmitida por Malley. También dijo  que cuando Franco le nombró ministro le preguntó, en presencia del general Vigón, si iba a guardar a Pan de Soraluce como subsecretario de Exteriores porque era un anglófilo y un masón de alto grado.¡Caramba! Esto también es nuevo. El odio de Franco a los masones está más que documentado. Sin embargo,  Serrano respondió que él no era de ninguna de las dos cuerdas y que no divisaba en Pan peligro alguno. El subsecretario se hizo valer por sus cualidades profesionales y Serrano lo guardó[3].

No sé, desde luego, lo que Serrano pensara acerca del impacto que pudiese tener en Londres el largo parlamento que expuso a Malley. Quizá lo utilizó como piedra de toque. Si es así, todavía ignoraba que los británicos se habían apresurado a completar sus conocimientos sobre la política franquista hacia el Eje (seguida al milímetro durante los años de la guerra) con un análisis detalladísimo de los documentos alemanes capturados.

Ahora es cuando estamos en condiciones de abordar los primeros resultados de este análisis en la medida en que ha quedado mínimamente reflejado en un expediente hasta hoy ignorado. Con independencia de que la investigación ulterior haya rellenado y completado muchos detalles, en particular gracias a la documentación italiana y sobre todo la española que no ha desaparecido “misteriosamente”, el perfil que se desprende del manejo de la lupa británica es bastante rotundo.

Merece la pena señalar que España no estuvo ausente en la explosión de problemas con los que el Foreign Office tuvo que lidiar al terminar la guerra en Europa. El 19 de julio de 1945, poco antes de que comenzara la conferencia de Potsdam, se disponía ya de un resumen somero de la documentación referida el año crucial en el que estuvo en juego la no beligerancia española. Su autor fue un diplomático llamado Michael Creswell que había estado destinado en España.

Por muy superficial que fuese el análisis realizado (posteriormente se amplió y profundizó) muestra líneas de continuidad que, con frecuencia, se pierden en los trabajos monográficos. Añadiré, en corchetes, las referencias a los documentos publicados de tal suerte que cualquier lector que quiera consultarlos pueda contrastar con toda facilidad las afirmaciones británicas.

Los detalles esenciales, en la perspectiva de aquel año de 1945, fueron los siguientes:

CITA

Primer acto

“17 de junio: Nota verbal de la embajada española en Berlín sobre la cesión del Marruecos francés y la ayuda alemana para tomar Gibraltar. Esta gestión constituye la iniciativa española que pone el tema de la entrada en guerra sobre la mesa [ADAP, D, IX, nº doc. 488][4].

Visita de Serrano Suñer [en lo sucesivo, SS] a Berlín

16-17 de septiembre: Conversaciones con von Ribbentrop coincidiendo con el comienzo de la primera ofensiva italiana en el desierto occidental. SS confirma la oferta española de entrada en guerra si Alemania

  1. Resuelve las dificultades económicas españolas suministrando 400.000 toneladas de trigo y 56.000 toneladas de combustible mensualmente.
  2. Suministra artillería pesada (diez piezas de 38 cm) para Tarifa y Campo de Gibraltar.
  3. Cede a España la totalidad del Marruecos francés y el Oranesado.

Von Ribbentrop se muestra de acuerdo con las peticiones territoriales en el marco de un reparto general en África entre Alemania, Italia y España. Afirma que,  no obstante, Hitler desearía como base una de las Islas Canarias, la retención de bases navales y enclaves en Agadir y Mogador en el Marruecos francés y la cesión por parte de España de Guinea y Fernando Poo a cambio del mismo. La entrada en guerra se produciría tan pronto como se completara la instalación de artillería pesada en el Campo y diera comienzo el asalto a Gibraltar. SS deja de lado las Islas Canarias y los temas de Guinea y sugiere que los alemanes ocupen en cambio Madeira y Senegal [ADAP, D, XI, I, doc. nº 63].

17 de septiembre: Entrevista entre Hitler y SS

SS menciona el temor español a un desembarco británico en la costa norte y la gran capacidad defensiva de Gibraltar. Hitler replica que el primer peligro puede contrarrestarse mediante el empleo de formaciones de Stukas y que el bombardeo aéreo, que sería más efectivo que la artillería, podría acabar con Gibraltar. Las piezas de 38 cm no llegarían a tiempo pero cabría suministrar otros tipos de artillería. La visita del almirante Canaris con expertos militares había aclarado que una fuerza de asalto, con el apoyo de especialistas, tras un bombardeo desde el aire, tendría éxito. Gibraltar no planteaba dificultades dada la experiencia alemana con los eficaces bombardeos aéreos de la Línea Maginot y del Fuerte Ebenmael [ADAP, D, XI, I, doc. nº 66].

18 de septiembre: La carta de Hitler a Franco destaca:

  1. El impacto en España del bloqueo británico.
  2. Este se quebraría tras la toma de Gibraltar.
  3. La costa norte española sería protegida por Stukas.
  4. Las Palmas podrían usarla los alemanes como base aeronaval.
  5. La captura italiana de Suez significaría el fin del control británico del Mediterráneo y de cualquier amenaza procedente del Norte de África [ADAP, D, XI, I, doc. nº 70].

22 de septiembre: respuesta de Franco

Acepta la sugerencia principal pero no la retención por Alemania de los enclaves en torno a Agadir y Mogador. Subraya de nuevo las dificultades económicas españolas. Afirma que debido a las dificultades atmosféricas y a la reducida calidad del terreno para instalar aeródromos la protección aérea de la costa norte no sería suficiente. Se necesitaría artillería móvil de 20 cm. Está de acuerdo en que la solución del tema mediterráneo depende de que los italianos lleguen a Suez [ADAP, D, XI, I, doc. nº 88]”.

FIN DE LA CITA

Nota: ADAP: Akten zur deutschen auswärtigen Politik (Documentos de política exterior alemana, también disponibles en traducción al inglés como Documents on German Foreign Policy)

Pues bien, cuando Serrano Suñer se decidió a escribir la segunda edición de sus memorias, que se publicaron en 1977, es literalmente imposible que no se hubiera enterado de la publicación de los documentos alemanes en inglés. Salvo que pensara que su adquisición le arruinaría, lo más verosímil es que los hubiera comprado. Su relato se habría, pues, atemperado a lo que antecede, solo que para disminuir sus reales intenciones. Es algo en que los numerosos panegiristas de Serrano todavía no han reparado.

(Continuará)

 

[1] Esta basurilla se publicó en enero de 1946.

[2]  La cantinela la repetió, incansablemente, desde 1945. Las itálicas son mías.

[3] Las afirmaciones complementarias se encuentran en los papeles del exembajador Hoare bajo el título Spain´s Pro-German Policy (1940-1942) according to its chief instrument under General Franco (Ramon Serrano Suñer). Si esta parte no se envió a Londres, probablemente Malley se quedó con ella y se la dio después a su anterior jefe.

[4] Es evidente. Los británicos, sin embargo, no podían conocer lo que se había cocido previamente entre las bambalinas españolas.