La Iglesia contra Juan March (I)

23 septiembre, 2014 at 7:19 am

En los archivos del franquismo se encuentran auténticas joyas. Muchos de ellos, no todos, forman el núcleo de los de la benemérita Fundación Nacional Francisco Franco (benemérita porque es una máquina de producción de historiadores anti-franquistas). Se trata de fondos que, en lo que se me alcanza, no siempre han sido demasiado explorados con ojo suficientemente crítico. Hoy, por fortuna, se encuentran digitalizados –aunque no sé si en su totalidad o solo en parte- en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca.

Buscando otras cosas, que daré a conocer el año que viene en un libro (ya terminado a reserva de lo que escriban Stanley G. Payne y Jesús Palacios en su biografía de Franco), me topé con una nota reservada sobre la Fundación Juan March. Se elevó, por lo que cabe pensar, a conocimiento del Jefe del Estado/Caudillo/Generalísimo/presidente del Gobierno/ Jefe Nacional del Movimiento, etc. etc. No tiene firma ni fecha, pero dado que la Fundación se creó a finales de 1955 tuvo que ser de antes y datar del período que convencionalmente se denomina de “nacional-catolicismo”.

El autor o autores (integristas o ultramontanos católicos) vieron en el proyecto de la Fundación todo un peligro. No era para menos. Constituía una novedad en el siniestro panorama educativo y cultural de la época. No extrañará que se apresuraran a alertar a su amado JEFE. Entre los factores que les mosquearon figuró el que la proyectada Fundación iniciaría su andadura con una dotación de recursos significativa en aquellos años oscuros de pobreza y de introversión generalizadas.

La idea de financiar la formación de una élite cultural, científica o artística era más que sospechosa. ¡No había hecho algo similar, con menos fondos, la malhadada Institución Libre de Enseñanza!  ¡Y qué decir de la Junta de Ampliación de Estudios! Por inspiración divina, sin duda, las había sustituido una institución, el CSIC, absolutamente controlado por el Opus Dei. Pero ¿quién controlaría la Fundación? Obsérvese el planteamiento que se elevó al inmarcesible Jefe del Estado. ¿No habría peligro de que cayera en manos de la “secta”? (entiéndase la MASONERÍA). Con quince millones de pesetas anuales, argumentaron los meapilas, que era lo inicialmente previsto, sería posible cambiar la faz de España en quince o veinte años. ¿Qué país tendríamos entonces si la élite expuesta a la posible influencia maléfica se apartaba de los cánones y postulados establecidos por la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana?. ¿Quién elegiría a los agraciados? Puntos muy sensibles.

Lo interesante es la justificación de las contramedidas. Según los autores de la nota, el Ministerio de Educación Nacional tenía que guiarse por normas objetivas sobre la importancia de los expedientes académicos. Eso sí, existían otros criterios no desdeñables: las propuestas de las autoridades y de los mandos de Falange. No debió  de considerarse necesario poner negro sobre blanco que tales “incitaciones” eran órdenes para los funcionarios del Ministerio. ¡Para qué detenerse en explicarlo a Franco! No en vano las autoridades y Falange velaban por la salud y salvación de la PATRIA. (Así siguieron haciéndolo, de cara a los funcionarios de Educación, hasta mucho después de la muerte de Franco).

En resumen. En el horizonte los redactores de la nota oteaban riesgos, peligros, la influencia masónica.

Una circunstancia agravaba la situación que podría crearse:  el Ejército, el Partido, el Ministerio de la Gobernación y las Universidades tenían que fijarse en el corto plazo pero ¿quién se ocupaba del “mañana”? ¿Quién y cómo configuraría el futuro? El futuro pertenecería a quienes se preocupasen de él. De esta vacuidad se desprendía que había que tener en cuenta que los soportes económicos y sociales del régimen se comportaban de manera incierta, cubriéndose las espaldas por lo que pudiera ocurrir. ¿Cómo, pues, se perpetuarían las esencias de la España inmortal, de la España nacional-católica?

Continuará la semana próxima. No se lo pierdan.