El general Orgaz, un pinta poliédrico

18 marzo, 2014 at 8:23 am

Para cualquier historiador digno de este nombre hubiera debido ser evidente que la actuación de un alto comisario de España en Marruecos en los años críticos de la segunda guerra mundial merecería, por lo menos, algún comentario. Salvo la línea en que se menciona tal nombramiento, el profesor Martín Brocos Fernández no dice una palabra. El silencio es total y absoluto. A lo mejor no ha encontrado datos en el extracto de la hoja de servicios.

Sin embargo, de haber seguido las pistas proporcionadas por Richard Wigg se habría llevado alguna sorpresa. Quien esto escribe lo ha hecho. No cuesta demasiado trabajo y, lo que es más, puede incluso pedirse por internet. De haber obrado profesionalmente nuestro “experto” biógrafo habría quizá percibido que el 16 de junio de 1944 el cónsul general británico en Tánger envió al Foreign Office una apreciación sobre Orgaz en el Report on the Leading Personalities in the Tangier Zone of Morocco. Se había hecho cargo de su puesto en mayo de 1941 dotado de poderes más amplios que los de sus predecesores. Es cierto. Se trataba, afirmó el cónsul,  de un hombre en el que se combinaban la vanidad, la falta de cultura y una cierta timidez y provocaba explosiones que asustaban tanto a civiles como a los militares. Había llegado, continuó, con una actitud imparcial pero desde 1943 se había hecho furiosamente anti-aliado. En política interior se le consideraba a favor de una Monarquía (cierto), pero solo cuando lo decidiera Franco. Pasaba por anti-falangista (cierto), pero esencialmente porque no toleraba otra autoridad que no fuese la suya. Añadió un poco en broma (algo insólito) que Orgaz rezaba todos los días para que los aliados no ganasen la guerra y que él, cónsul general, lo hacía para que se marchara lo antes posible de Tetuán.

Naturalmente estas son impresiones de un diplomático extranjero pero en el mismo informe Orgaz aparece bajo otra luz complementaria en la valoración del famoso arabista capitán Tomás García Figueras, hombre acomodaticio que transfirió su lealtad de Beigbeder a Serrano y luego a Orgaz con quien se enemistó. Orgaz  no lo mantuvo como secretario general de la Alta Comisaría. En cambio, en noviembre de 1942 lo nombró delegado de Economía, Industria y Comercio. ¡Un chollo!  Se rumoreaba que en este puesto había amasado una fortuna considerable y que tenía asociado a Orgaz en sus lucrativas transacciones. Cierto o no, es difícil que en el Protectorado no continuaran las pautas establecidas de corrupción en la Administración colonial, que tenían tras de sí varios decenios de experimentación. Ya las abordaron Barea y Cordón, que conocían el percal. Los comerciantes del Protectorado odiaban a García Figueras.

Aparece así un nuevo vector. Money. ¿Habría sido Orgaz alguien a quien el vil metal le indujese a actos tan deplorables? El profesor Martín Brocos Fernández no ha explorado esta veta. Una pena. De haber seguido a Moradiellos hubiera podido aprender que Orgaz fue uno de los generales previsiblemente “tocados” por Juan March para evitar que Franco basculara hacia el Eje en la segunda guerra mundial.

Ciertamente, no criticaremos a nuestro autor por ignorar lo que se ha sabido después de que él escribiera su reseña “biográfíca”. Junto con Nicolás Franco, Orgaz fue uno de los generales, con Aranda, que más dinero recibió por conducto del banquero mallorquín. Hoy puedo asegurar que los británicos le tenían en tal estima que esa conexión se ocultó por todos los medios posibles. De aquí que nuestro autor pueda, si se molesta un pelín, encontrar numerosos documentos en los que a Orgaz se le tacha de pro-alemán a machamartillo pero muy pocos en que se le identifica como receptor de dádivas. Debió de ser capaz de mostrar varias caras a la vez. Un pinta poliédrico.

Dos observaciones adicionales. Hay que agradecer al profesor Martin Brocos Fernández que en su entrada sobre Orgaz no utilice la terminología que aparece en otras contribuciones suyas al tan mencionado, ya que no alabado, Diccionario Biográfico Español. Es una terminología que hace uso abundante de tan “científicos” conceptos como “Alzamiento”, “Movimiento Nacional”, “rojos”, “Guerra de Liberación”, “dominación roja”, etc. que el lector, atónito, puede encontrar en la reseña que también redactó sobre el coronel Bartolomé Barba Hernández, otro pájaro de mucha cuenta. Son muestra de por dónde se inclinan las simpatías de nuestro no esclarecido autor.

La segunda observación es que tampoco le habrá dado tiempo a captar que fue precisamente el general Orgaz quien se llevó consigo, cuando dejó Las Palmas para volar a Tetuán a los pocos días de la sublevación, al (presunto) asesino del general Balmes. Por orden de Franco. Pero como el profesor Martin Brocos Fernández parece ser un asiduo aficionado a leer las hojas de servicio de los militares franquistas estoy seguro de que no tardará en localizar la hojita correspondiente. Tal vez querrá entonces ilustrarnos al respecto.

Para mis lectores: la referencia que tomé de Wigg y que, naturalmente, he consultado en los Archivos Nacionales británicos es FO371/39806.