Franco y la aparición de la televisión en España

20 enero, 2015 at 8:30 am

Después de la serie de posts relacionados con los análisis efectuados por los británicas sobre las Fuerzas Armadas durante el franquismo quizá no venga mal aligerar un poco el tono de los siguientes. En esta ocasión presento una noticia que me sorprendió al ojear viejos papeles y que espero sea del interés de los lectores. Es, por lo menos, curiosa pero, como tantas otras cuestiones de historia contemporánea, poco concluyente.

Si se pregunta a los alumnos, ya sea en Bachillerato o en la Universidad, cuándo hizo acto de presencia la televisión en España lo más probable es que acudan rápidamente a Mr Google en demanda de información. Es lo que ha hecho un servidor. Confieso paladinamente no haber tenido la menor idea de este tema hasta hace unos meses. Después de ojear algunas páginas en la red he llegado a saber que ya antes de la guerra civil se hablaba de la televisión (y se utilizaba este término) pero que no fue hasta la contienda cuando apareció físicamente en España. Mr Google recoge la afirmación de que fue en noviembre de 1938 cuando técnicos nazis hicieron una demostración a Franco a través de un sistema que llamaron fonovisión. Al parecer, era una especie de video asociado a un teléfono.

franco TVDiez años más tarde se produjeron las primeras demostraciones públicas de televisión en España. Las hicieron las casas Philips y RCA. Tuvieron gran éxito. Es una información que conviene estrujar un poquito. En 1948 España estaba metida en lo que presuntuosamente solía -y suele- denominarse el «cerco internacional». Que dos importantes multinacionales «se descolgaran» en la época en Madrid y Barcelona muestra una constante que marcó todo el período franquista. A ciertos gobiernos extranjeros podía no gustarles Franco y su dictadura pero el mercado español, !ah!, eso era otra cosa. No carecía de atractivos. Recordaremos que en aquellos momentos los dos únicos países en que ya existían emisiones regulares de televisión eran Estados Unidos y la Gran Bretaña. Aquí hubo que esperar a 1951-1952 para que TVE diera comienzo a emisiones de prueba.

No estoy en condiciones de saber si lo que antecede, que he tomado de internet sin grandes dificultades, se ajusta a la realidad o varía algo de ella. Pero sí he descubierto algunos papeles que precisan la primera aparición de un aparato de televisión en plena guerra civil.

Fue un regalo a Franco de la embajada del Tercer Reich. Debió de ser, efectivamente, en el año 1938. El aparato o aparatos en cuestión se instalaron en los bajos del edificio que ocupó en Burgos el Ministerio de Hacienda. De ellos se responsabilizó el jefe del Servicio de Radio de dicho ministerio. El porqué de esta adscripción no lo hemos averiguado. Es un tanto sorprendente. ¿Acaso no había servicios análogos en el Cuartel General, en la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda, en la incipiente Radio Nacional, también apoyada con material y técnicos nazis?. Había iniciado sus emisiones públicas en enero de 1937. Incluso existía un Departamento Nacional de Cinematografía, creado en abril de 1938 que poco después empezó a producir un noticiario, antecesor del nunca olvidado NO-DO ¿Para qué iban a servir tales aparatos en Hacienda? Ni que decir tiene que en las memorias de Larraz, a la sazón Director General en el mismo y poco después ministro del ramo, no hay la menor referencia. No sabemos si llegaron a funcionar o cómo. Lo que sí sabemos es que en el Cuartel General y su sucesor no se utilizó la denominación «fonovisión» sino la de, pura y simplemente, televisión.

La información que antecede se desprende de las reclamaciones que desde la Jefatura del Estado se hicieron a finales de 1939 y a principios de 1940 al ministro de la Gobernación. En ellas se ordenó el traslado de los aparatos a las oficinas de Franco. Esto significa que ya no se conservaban en Hacienda, a lo mejor empolvados. También conviene recordar que el ministro de Gobernación en aquella época era el cuñado, Ramón Serrano Suñer. Simultaneaba el cargo con el muy importante de presidente de la Junta Política, al que había accedido en octubre. El «segundo hombre del Nuevo Estado» no hizo, al parecer, el menor caso. Las razones no están documentadas.

Ya en mayo de 1940, en plena batalla de Francia, es decir, cuando las tropas alemanas batían a los ejércitos aliados, los allegados de Franco volvieron a reclamar los aparatos para que se instalaran en las dependencias de «Su Excelencia el Jefe del Estado» (nosotros abreviamos siempre con SEJE). Es de suponer que en esta ocasión la renovada reclamación fue atendida.

Lo que no está claro es porqué el interés de Franco en tener próximos a él los aparatitos en cuestión. ¿Es que deseaba recibir mensajes alemanes por medios que entonces serían relativamente seguros?

La evidencia documental en que se reflejó el anterior episodio se limita simplemente a señalar que SEJE ya se dignaría disponer sobre el uso futuro. Si lo hizo, ¿cuántos se enteraron?. Las cuestiones se multiplican. ¿Quiénes asegurarían la utilización? ¿Españoles, alemanes? Sabemos que progresivamente la embajada fue llenándose de técnicos de comunicación y, claro, de expertos en actividades de espionaje.

No hay que olvidar que entre mayo de 1940 y mayo de 1941 uno de los problemas esenciales con los que hubo de lidiar SEJE estribó en decidir si entraba o no en la guerra al lado del Tercer Reich. Es uno de los temas perennes de la historiografía pro-franquista que tanto ha ensalzado la «hábil prudencia» de Franco a la hora de lidiar con tal cuestión.

Mientras no se haga más luz sobre el destino de los aparatos podríamos suponer que Serrano Suñer, que quería por todos los medios hacerse con la cartera de Asuntos Exteriores, no deseaba desprenderse de ellos. A lo mejor alguno de los amables lectores sabe más sobre la historia de la televisión en España.

Para quienes estén interesados en la utilización de los medios de comunicación (prensa, radio, cine) de cara a exaltar hasta el delirio, mintiendo con frecuencia como bellacos, la figura de Franco remito a la obra de Laura Zenobi titulada La construcción del mito de Franco. Este año se cumple precisamente el XL aniversario de su fallecimiento.