LINDEZAS COMO EN OTROS TIEMPOS

28 febrero, 2023 at 8:30 am

ANGEL VIÑAS

En el post de la semana anterior acudí a una información de la red Quora sobre el “oro de Moscú”. Ya me he desconectado de ella. Leer muchas de las estupideces que contiene sobre historia de España no compensa las informaciones sobre otros temas y de las cuales tampoco puedo fiarme si aplico los mismos criterios.

De vuelta a Bruselas, he tardado en recuperarme de un viaje que me ha dejado absolutamente extenuado. Castigo, sin duda, a mi inherente perversidad. Como me ofrezco unas pequeñas vacaciones he pasado revista a algunos de los comentarios que la salida de mi libro ORO, GUERRA, DIPLOMACIA ha despertado a una serie de lectores que, por el momento en que fueron publicadas, me parece absolutamente imposible que hubiesen leído un libro de 500 páginas.

Un amigo y colega a quien aprecio mucho me contó hace tiempo cómo calificar muchos de los comentarios que publica la prensa en digital y que son accesibles bien a todos los lectores o únicamente a los subscriptores de los medios en cuestión. Siempre bajo seudónimos. Yo solo he hecho, antes de hoy, tres o cuatro comentarios de tal índole. Ni que decir tiene que con toda corrección y a los que he añadido mi nombre y apellidos, a pesar de que la publicación impone el seudónimo. La idea es, naturalmente, que se sepa quién los ha escrito.

En el caso de mi libro ha habido numerosos comentarios elogiosos que, obviamente, no reproduciré. A continuación, sí lo hago con los que aparecieron en un medio que tampoco identificaré. He quitado todos los seudónimos que pudieran identificar a sus autores y no he añadido ni quitado ni una coma. He mejorado, eso sí, alguna que otra falta de ortografía. Supongo que con los modernos buscadores no será difícil llegar a los originales.

Pues bien, mi amigo en cuestión, muy activo en las redes (mucho más que servidor que ya estoy meditando una retirada táctica) suele comparar los exabruptos en tal tipo de comentarios a los que en tiempos menos tecnológicamente avanzados solían pintarse en los urinarios públicos para HOMBRES. Solían ser más crudos y más tajantes. Así que supongo que los mecanismos sicológicos que impulsaban a pintarrajear aquellas muestras de donosura, sagacidad y viveza de espíritu fueron los mismos que impulsan a teclear sus equivalentes hoy.

Naturalmente no voy a entrar en discusión con tales genios de la historia. Incluso con quien parece que sabe algo más hasta el punto de hacer un recorrido por mi carrera profesional y de investigador (totalmente accesible en el cv de mi blog totalmente actualizado). No creo que haya trabajado en las instituciones bruselenses ni que tampoco haya leído mis memorias en la Comisión Europea entre 1987 y 2001 (Al servicio de Europa, Editorial Complutense, Madrid, 2003), otro mamotreto de 500 páginas. Tampoco me parece que esté mínimamente familiarizado con los archivos moscovitas. Por si le sirve de consuelo diré que algunos de estos me recordaron, extrañamente, a los procedimientos que se seguían en el del Ministerio de Asuntos Exteriores en los albores de la Transición y heredados de la tal vez para él simpática dictadura. Ahora bien, en varios de los que visité en Moscú, hace ya muchos años, había entrado la informática y en otros podían consultarse amplios catálogos en busca de lo que pudiera interesar al investigador. En ellos, por lo demás, no fui el primer visitante español. Ignoro si tan poco exacto comentarista conocerá el libro pionero de Antonio Elorza y Marta Bizcarrondo, precursores.  Probablemente ni ha ido a Moscú ni tampoco se destetó, como servidor, en los archivos españoles ya en el bienio 1974-1976 o en casi treinta años de actividad diplomática dentro y fuera de España. ¿Chi lo sà?

Expuestas estas simples puntualizaciones tengo el placer de ofrecer un ramillete de comentarios. Me he limitado a una clásica docena.

  1. La presentación del libro de este tío ha terminado con las pocas ganas que tenía de seguir leyendo este periódico.
  • Este es un falsario de los de izquierda de los que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino.

3.   De historiador solo tiene lo que a él le interesa con su ideología zurda.
Comulga incluso con la Menoría Histórica del granuja de Zapatero.

LA ABERRANTE MEMORÍA HISTÓRICA PROPUESTA POR PRESUNTOS ENFERMIZOS SECTARIOS (..) Memoria Histórica mediante un proyecto de ley propuesto al granuja de Zapatero por PSOE, IU (Comunistas), PNV (Separatistas) y BNG (Comunistas y separatistas del Bloque Nacionalista Gallego).

Los firmantes del “Manifiesto un compromiso ético inaplazable. La Ley de la Memoria Histórica”. Que entre otros firmaban:
– Carlos Jiménez Villarejo Concurrió en las listas de Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA) y en Podemos y que en la década de 1970, militó en la oposición antifranquista, es decir, un antifranquista declarado.
– Francisco Espinosa Martín un pseudo historiador regado con premios en Andalucía de la Sultana Díaz y que entre otras milongas escribió “La Matanza de Badajoz”, de la que estos sinvergüenzas llegan a inventarse que «Manolete» toreó a docenas de republicanos en la plaza de toros de Málaga (otros dicen en Badajoz), dándoles muerte con el estoque taurino.. Incluso a este hombre le da las gracias el republicano Paul Preston, colaborador necesario en su libro: “El holocausto español: Odio y exterminio en la Guerra Civil y después”. En el libro hace una distinción a todos los españoles que colaboraron y al igualo que Espinosa, son todos elementos ANTIFRANQUISTAS.

  • Este pseudo historiador presuntamente está en la nómina del PSOE y no dice ni una verdad a tiros.
  • Menudo embustero…
  • Vaya panfleto un mero libro de corta y pega sin aportar nada nuevo
  • Este no historiador, como confirma el comentario de (…) ya pasó por El Mundo, donde se permitía decir: [Stalin] no sólo no quería que nuestro país adoptara el modelo soviético, sino que estaba particularmente interesado en que el Gobierno de Manuel Azaña se mantuviera dentro de unas coordenadas democráticas.

8. (…) hacía los siguientes comentarios:
Indalecio Prieto:’¿De quién puede estar las mayores posibilidades del triunfo de una guerra? De quien disponga de más medios, de quien disponga de más elementos. Si la guerra, cual dijo Napoleón, se gana principalmente a base de dinero, dinero y dinero, la superioridad del Estado, del Gobierno de la República, es evidente. Todo el oro de España, todos los recursos monetarios españoles válidos en el extranjero; todos, absolutamente todos, están en poder del Gobierno: son las reservas de oro que han venido garantizando nuestro papel moneda. El único que puede disponer de ellas, porque en sus manos se hallan, es el Gobierno. Ese tesoro nacional permite al Gobierno español, defensor de la legalidad republicana, una resistencia ilimitada, en tanto que, en dicho orden de cosas, la capacidad del enemigo es nula’. Cuando hacía 3 meses que el oro estaba en Moscú, el gobierno socialista del Frente Popular hizo público un comunicado CLARIDAD, 20.1.1937, contraportada. EL ORO ESPAÑOL ESTA EN ESPAÑA

Manuel Azaña en su libro `Memorias políticas y de guerra”: «De nada sirve que el presidente de la República hable de democracia y liberalismo, si al propio tiempo las películas que nuestra propaganda hace exhibir en los cines, acaban siempre con los retratos de Lenin y Stalin.»

9. El cónsul de Noruega en Madrid cuenta en su diario que el embajador de Stalin entraba en los despachos ministeriales a dar órdenes sin llamar siquiera a la puerta….. El PSOE se bolchevizó con Largo Caballero y las JJSS de Carillo eran estalinistas, no digamos ya el PCE. No se combatía por una democracia sino por una revolución…y resulta que Stalin no quería eso, nos cuenta Viñas

10. Por mor de la precisión: el señor Viñas ha escrito muchos libros de historia, pero no es en absoluto un profesional de ese campo, ni desde luego un profesor universitario de historia. Estos datos son públicos y bien conocidos. Es (ha sido, porque está jubilado) funcionario del cuerpo de Economistas y Técnicos Comerciales del Estado, y funcionario de la Unión Europea (sin oposición, por cierto, porque se le designó director general por cuota política nacional y luego se le funcionarizó, un procedimiento que existía hace años). Su experiencia en la universidad como catedrático (hasta mediados los años 80) se centra en distintas áreas de economía, no de historia. Su análisis del asunto del oro de Moscú fue un encargo político, no de naturaleza académica, y peca además de defectos metodológicos graves: el señor Viñas desconoce absolutamente la lengua rusa, en la época en la que lo llevó a cabo el acceso a los archivos soviéticos era el que era (no es que ahora haya mejorado mucho, por cierto) y sobre el terreno se movió siempre de la mano de funcionarios locales que le dieron acceso a aquello que Moscú consideraba conveniente. A principios de la década de 2010, a punto de jubilarse, se pasó un tiempo breve en la facultad de historia de la Complutense de Madrid, pero como profesor subalterno y solo para materias marginales (algún posgrado por ejemplo); la designación fue sin duda (otra vez) política, o en ella mediaron al menos amigos de su misma órbita política, la del PSOE. En la comunidad académica de la historiografía carece del más mínimo prestigio: se le considera un aficionado, otro advenedizo más. Cosa distinta es el eco que puedan en el medio tener sus publicaciones, entrevistas…

11. Viñas es un historiador muy sesgado a la izquierda, y carece de objetividad histórica, como otros de signo ideológico opuesto. El tema del oro de Moscú es un asunto muy suculento para la derecha y la izquierda política e historiográfica.

12. De lo que se dice en el texto deduzco que Viñas entrevistó a Stalin y este le contó todo lo que iba hacer. No habla de la decoración de la Puerta de Alcalá. Temía tanto al fascismo que luego firmo la alianza con Hitler
Muy triste Viñas, tú has fumado algo

Dice un refrán castellano que piensa el ladrón que todos son de su condición. A este último caballero puedo informarle que no he tomado jamás ninguna droga y que el tabaco (generalmente en pipa) lo dejé en cuanto leí la introducción a sus peligros del primer informe que publicó el Dept. de Sanidad de Estados Unidos tras vencer la guerrita que interpuso durante años contra él la industria norteamericana del tabaco. Por supuesto, para mejorar la salud de las ciudadanas y ciudadanos.

Finalmente, recuerdo que he escrito un libro de 500 páginas con referencias muy cuidadas. ¿Me engañaría si atribuyo a tales patrióticos, desinteresados, nacionalistas españoles de rara prosapia que hacen comentarios de la manera indicada más arriba, una cierta inclinación hacia el PP, Vox y, ¡oh, cielos!, la olvidada FET y de las JONS?

DISPARATES SOBRE “EL ORO DE MOSCÚ”

21 febrero, 2023 at 8:30 am

Angel Viñas

Mientras estaba la semana pasada en Madrid preparé una lista de las estupideces que salieron en las redes en relación con mi libro ORO, GUERRA, DIPLOMACIA. Mi idea era que sirviera de información, para quienes no leen ciertos medios, sobre lo que han dicho, siempre con seudónimo, como está obligado, algunos “lectores” sobre él. Pongo el término “lectores” entre comillas, porque me parece raro que en el lapso de unos días, no más de una semana, se hubieran empapado del contenido. En cualquier caso, no creo que repetiré el intento. Estoy de vuelta en Bruselas y aquí me esperan contenidos más estimulantes.

Los sustituyo, todos ellos, por la última “parida” de una mente calenturienta. La he visto ayer o anteayer en Quora. Una red de información de lo más dispar, a la que alguien me “suscribió (un decir: es absolutamente gratis) y que difunde informaciones sobre historia de los más diversos tipos y períodos. También sobre mores sexuales, pero a lo mejor es lo que quien me “suscribió” pensó que me interesaría. No es el caso. No tengo especial curiosidad al respecto.  

El hecho es que el otro día apareció esta suculenta noticia:

Jose Manuel Pérez 12 febrero 2023

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Que el gobierno «socialista», en su tradición más pura decidió coger 510 toneladas de oro y enviarlas a Moscú bajo las órdenes de Largo Caballero

Y nunca más se supo

193 toneladas de oro restantes, el total de las reservas de España fueron vendidas a Francia

Y nuevamente «nunca más se supo»

Lo habitual entre los gobiernos socialistas.

Pero tranquilo que te dirán que lo robó Franco

1,4 K visitas

Ver 116 votos positivos

Obsérvese: si los gestores de Quora llevan bien la cuenta, este cúmulo de burradas ha tenido 1.400 visitas. Me parecen demasiadas para el parvo contenido que aporta. De ellas, 116 parecen comulgar con la “verdad” que, aparentemente, ha descendido sobre el autor. Lo he buscado con ese nombre. Si se le añade un segundo apellido el primero que aparece en nómina es un colega catedrático. NO ME LO PUEDO CREER. Así que supongo que se tratará de un seudónimo.

El autor no tiene ni la menor idea. Miente como por los cuatro costados. Insulta, indirectamente, al común de los mortales (y probablemente a la mayoría de sus lectores que no dicen ni pío, anegados por el torrente de información).

No es la primera vez que en Quora aparece este tipo de mentiras relacionadas con la guerra civil. Al escribir mi último libro estuve dudando en si incorporar o no alguna sobre el oro. Al final decidí no hacerlo. No quise, por fin, hacerles tal honor en una obra seria.

Esta pequeña anécdota de la que me hago eco en este blog es, sin embargo, más que significa. Evidentemente, la supuesta red de información no tiene el menor control de calidad. Se convierte así de facto en una red de desinformación, muy en consonancia con el Zeitgeist de nuestra época. Cuanto mayores y más exageradas sean las “paridas”, mejor.

Está en la tónica con la que en numerosas redes se conduce la información política y cultural en estos tiempos. Contra ello, ¿qué hacer? Estoy pensando en nuevas posibilidades. Al fin y al cabo, acabo de publicar un libro y he dado a la editorial otro, ya para el año que viene. Sigo apañándome con un tercero, al alimón con un economista e ingeniero industrial catalán, Guillem Martínez Molinos. Vamos a intentar ver lo que hay detrás del caso TEXACO. Que sepamos, la mayor parte de lo que figura en la literatura sobre la guerra civil es pura filfa. Incluso en una reciente historia que pretende, nada menos, que ser “total” y que sigue por los cauces abiertos, por muy limitados y sospechosos que sean.

¿Por qué? Porque en un principio está siempre la disconformidad de lo escrito sobre un tema. En los últimos años me he hecho cuestión de aspectos varios del comportamiento del general Franco, “vendedor de café”, de sus pompas y de sus glorias. ¿Y si tales rasgos hubiesen sido coetáneos de “su” sublevación y de su “cuele” en el vacío de poder que se creó tras la desaparición de los dos líderes, civil y militar, del golpe. Es decir, Don José Calvo Sotelo y el teniente general José Sanjurjo.

Veremos.

Sobre Stalin y un nuevo libro pero no mío

7 febrero, 2023 at 8:30 am

Ángel Viñas

Hace unas pocas semanas, al anunciar en las redes la futura presentación de mi último libro, ORO, GUERRA, DIPLOMACIA, un amable lector me escribió preguntándome si conocía una obra del profesor Geoffrey Roberts en la que había un capítulo sobre la guerra civil española. Respondí que no. Me dio los datos exactos y me faltó tiempo para encargarla. Me la entregaron en mano, cortesía de la librería Marcial Pons, en el mismo acto de la presentación de mi obra en el Ateneo el pasado 1º de febrero.

Se trata de un volumen de más de 600 páginas titulado LAS GUERRAS DE STALIN. DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL A LA GUERRA FRÍA, 1939-1953. En la contraportada se afirma que “contiene prólogo exclusivo del autor a la edición española”. Al parecer, según me dijo mi amable comunicante, se puso a la venta en noviembre del pasado año. Está publicado por Historia Rei Militaris SL, de Zaragoza (abreviadamente HRM). No es de extrañar que no me hubiese enterado, a pesar de que tengo cierto cuidado en mantenerme al día de lo que se publica en los asuntos que me interesan.

No conozco personalmente al profesor Roberts, aunque sí tengo en mi casa varias de sus obras. No la última, por cierto, dedicada a una aproximación a Stalin a través de los libros, muchos anotados y comentados, de su biblioteca. Este enfoque se ha puesto en práctica en otros casos (que recuerde ahora, en el de Hitler).  

Me interesa resaltar aquí que la obra del profesor Roberts contiene una impresionante relación de documentación soviética, procedente de los archivos soviéticos, publicada y no publicada, y también algo de archivos norteamericanos y británicos. Lógico. En la literatura secundaria, muy extensa, el predominio absoluto es de obras escritas en ruso y en inglés. Como excepciones figuran un par de artículos en francés más un libro (muy conocido) y un artículo sobre el mismo tema en alemán.

Yo no trataría con tal distanciamiento la producción de dos escuelas historiográficas tan importantes como la francesa y la alemana. Siquiera porque proceden de países que algo tuvieron que ver en las guerras de Stalin y porque en inglés ya se dispone de la masiva obra de origen alemán sobre el Tercer Reich y la segunda guerra mundial, cuyo episodio central es precisamente la ofensiva nazi contra la URSS y su derrota.

En el caso del capítulo introductorio a la edición española, páginas 23 a 40, el enfoque es similar: predominio de las publicaciones en ruso y en inglés y de autores de origen ruso (soviético) o angloamericanos. Solo se menciona la traducción de un libro ruso al castellano y a dos autores españoles (traducidos al inglés, uno de ellos servidor en el caso del oro y de hace más de cuarenta años). Por el contrario, el profesor Roberts sí conoce la colección documental soviética que me ha servido de base para mi último libro y también la que sobre España y el GRU está en vías de publicación y a la que me referí en el prólogo de mi propio libro. Roberts anuncia, por lo demás, la publicación de una futura obra de Michael Carley sobre la fallida gran alianza de Stalin en su pugna en favor de la seguridad colectiva y que contiene un capítulo sobre España.  Habrá que estar atentos. Yo lo estaré.

Por lo demás, queda muy lejos de mi ánimo hacer la menor crítica al profesor Roberts. Es un autor sumamente respetable y digno de todo encomio. Naturalmente hay otros historiadores que discrepan de él en puntos sustanciales. Esto es normal y lógico y constituye el pan y la sal de la historiografía académica.

Sí deseo subrayar que, en su corto capítulo introductorio y con énfasis en la vertiente diplomática, no he encontrado nada que me haya obligado a revisar mis afirmaciones. Ni las que hice en 1976 y1979 en torno a la cuestión del oro ni las que fui desgranando a partir de 2006 en mi trilogía sobre la República en guerra, ni en las que he desarrollado en Oro, guerra, diplomacia. Tampoco sobre lo que yo interpreté como un “deslizamiento” de Stalin en el proceso de decisión que le llevó a la ayuda activa a la República.

Es cierto que, al no hablar ruso, no estoy tan familiarizado como él con la literatura y las fuentes en este idioma (sí en las que se han vertido a otros idiomas más abordables para mí como francés, inglés, alemán o italiano), pero de lo que Roberts ha escrito en el capítulo introductorio no veo nada importante que merezca la pena reseñar aquí.

A tal autor, evidentemente, le pasa con España lo que a mí con Rusia. Monográficamente hablando servidor ha sido más incisivo en dos afirmaciones fundamentales que compartimos: uno de los factores de la intervención soviética en la guerra civil fueron “las limitaciones de la capacidad de defensa nacional” (Roberts) y que Stalin siguió muy de cerca la evolución de la contienda en España (“el catalizador más importante para la creciente atención de Stalin a los asuntos militares fue la guerra civil”). También destaca Roberts, como lo hizo servidor incluso con documentación diplomática republicana de antes de la guerra, la importancia de una amenaza creciente del Japón como factor inhibitorio en la ulterior ayuda soviética a la República.

Dicho esto, me parecería pueril destacar algunos puntos menores en los que mi tratamiento, mucho más pormenorizado, muestra algunas diferencias con Roberts. Por ejemplo, cuando se refiere a la fusión entre los partidos socialista y comunista españoles. La idea no fue originariamente de Stalin sino de Prieto (que no tardó en distanciarse de ella) y Roberts no examina, como es lógico, la reacción puesta en marcha por Negrín para aguarla, sin que sus resultados por cierto tuvieran efectos negativos.

Para las lecciones que la guerra de España extrajo Stalin, y a su rastra la Comintern, creo que Fernando Hernández y servidor podríamos ofrecer matizaciones al debatido tema de en qué medida la experiencia española sirvió de catalizador a la concepción del concepto político de una democracia popular de nuevo tipo. La gran diferencia estriba, naturalmente, en que Stalin en 1936-1938 se dio por satisfecho con ayudar a una República que pudiera ser aceptada por las democracias occidentales en tanto que después de 1945 la ocupación de vastas extensiones geográficas por el Ejército Rojo en la Europa Central y Oriental invitaba nuevas perspectivas. Esto es algo que ni Fernando ni yo elaboramos.

De todas maneras, la lectura de las casi veinte páginas del capítulo introductorio de Roberts de su nueva obra no me hace retroceder un ápice en mi propia interpretación de la conexión URSS-República española antes y en la guerra civil. Ya sé que algunas referencias de medios han despertado en lectores innominados burlas masivas contra mi (no me parece desproporcionado aprovechar este blog para ponerlos al descubierto).

Al contrario. Si un especialista de gran calado en historia soviética ha llegado a tal tipo de conclusiones me parece evidente que constituyen un nuevo clavo en el ataúd de las versiones franquistas, filofranquistas y simplemente conservadoras que todavía pululan por los escritos de autores españoles y extranjeros. Bolloten y sus seguidores no estaban, ni están, amparados por la documentación relevante de época tanto de origen español como soviético y la superestructura ideológica que montaron -y que en parte sobrevive, aunque mal- no es más que una lectura de base estrictamente ideológica y fundamentada en algo tan importante como el relato que esparcieron los enemigos (que no adversarios) de Negrín para explicar la derrota evacuando responsabilidades hacia él y sus soportes políticos, institucionales y militares.

Es como si el gobierno actual fuese juzgado en los años venideros por la basura que sobre él ha ido vertiéndose en una parte de las redes y en las publicaciones de derechas (a veces emparejada con VOX) como si toda ella fuese historia. ¡Ja, ja, ja!