INFORME SOBRE EL CASO JUAN DE LA CIERVA: UNA VERSIÓN ALTERNATIVA (I)

14 septiembre, 2021 at 8:30 am

ÁNGEL VIÑAS

La prensa de derechas, particularmente la murciana, pero ahora también algún título de la madrileña, viene subrayando que el autor de estas líneas es un historiador despreciable y que por puras razones ideológicas presentó en su momento al Gobierno de España un informe sucinto sobre el caso JdlC para evitar que el aeropuerto de Murcia recibiera el nombre glorioso del inventor del autogiro. Tanto el Gobierno regional como sus tentáculos mediáticos han abundado en la idea y alertado al público de la existencia de, al menos, otros dos informes, no dados a conocer, de los que se afirma rebaten los argumentos que en su momento aduje. Puede ser, pero nadie, que servidor sepa, ha escrito algo en contra de algunas pruebas documentales que aparecieron en tres entregas en el periódico digital InfoLibre con la reproducción de un informe manuscrito de JdlC sobre sus andanzas en ayuda a los sublevados y que dirigió al general Mola en septiembre de 1936.

Más que dar una respuesta directa a la desinformación difundida y a unos informes desconocidos  he preferido preparar un escrito que no existió. En él, con el lenguaje formal que solía utilizarse cuando servidor era un joven funcionario, me dirijo a la Superioridad, con las proclamaciones de subordinación correspondientes a aquella época, para demostrar las implicaciones de la participación de JdlC en la conspiración. He utilizado material (libros) accesible a cualquiera y fáciles de encontrar en bibliotecas. Supongo que también será accesible a los doctos historiadores presumiblemente bien retribuídos por el Gobierno de la Región de Murcia. Aservidor no le pasó jamás por la mente solicitar un miserable céntimo. La redacción de mi sucinto informe al Gobierno no me llevó más de un par de horas.

En este post presento, pues, a mis amables lectores y a mis numerosos detractores un ingenuo informe alternativo. Ruego a los primeros tengan la bondad de no reirse demasiado. Lo he escrito con la mayor seriedad posible, dada la repercusión mediática del caso.

INFORME QUE SOMETE EL CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE Y TÉCNICO COMERCIAL Y ECONOMISTA DEL ESTADO, JUBILADO, ANGEL VIÑAS

“Excmo. Sr.

El funcionario que suscribe tiene el honor de elevar a conocimiento de V.E. el informe en anexo acerca de la petición del Gobierno de la Región de Murcia para modificar el nombre del aeropuerto correspondiente. La urgencia me impide extenderme más de lo estrictamente necesario para la comprensión del caso.

De Bruselas para Madrid a x de octubre de 2020.

Fdo     Angel Viñas

Anexo

El Gobierno de la Región de Murcia ha sometido a la preceptiva autorización su deseo de que se designe en el futuro el aeropuerto de la misma con el nombre de Juan de la Cierva, en virtud de los notables méritos contraídos por dicho ingeniero y que condujeron a la invención del autogiro. Se plantea la cuestión de dilucidar si tal petición es compatible o no con el espíritu que anima la vigente Ley 52/2007, de 26 de diciembre.

Tras un análisis del comportamiento de Don Juan de la Cierva (en adelante JdlC) en la preparación y desarrollo del golpe de Estado de 17-18 de julio de 1936 el funcionario que suscribe eleva a la superior consideración de V.E. las siguientes informaciones avaladas por la literatura disponible. Anticipo que desde el punto de vista estrictamente histórico la connivencia y participación de JdlC con y en los preparativos del golpe de Estado de 1936  y sus consecuencias es difícilmente rebatible, salvo mejor opinión en contrario.

Introducción

De tiempo lejano, es decir, desde la guerra civil misma, la participación de las potencias del Eje en los preparativos de la misma ha sido evocada repetidamente en la literatura. El funcionario que suscribe, tras extensas investigaciones al respecto, llegó a la conclusión de que el Tercer Reich no parece que hubiese participado. Sí lo hizo, sin la menor duda, la Italia fascista, lo cual lleva a dudar de la pertinencia del adjetivo ya  adherido en la época al denominado “Alzamiento Nacional”.

Tal conclusión está basada en un análisis de la literatura disponible y de los archivos alemanes a los que en su momento tuvo acceso este funcionario y que se materializó en sus libros La Alemania Nazi y el 18 de Julio (Alianza Universidad, Madrid, 1974; reedición revisada en 1977, y más ampliada en 2001 bajo el título Franco, Hitler y el estallido de la guerra civil). Sin embargo, existen motivos para pensar que tales investigaciones no están suficientemente fundamentadas ya que adolecen de una cierta falta de concreción en vista de la carencia de documentos de archivo que ratifiquen sus resultados más allá de toda duda posible.  

PRIMERA PARTE

 JdlC y Mola antes del 18 de julio

La información sobre la activa participación de JdlC en los preparativos del golpe de 18 de julio de 1936 la expuso uno de los testigos más cercanos al general Mola. Fue Bernardo Félix Maiz, ayudante civil del mismo tras su llegada a Pamplona. Escribió tres libros en diversos momentos del tiempo sobre los antecedentes y, por último, sobre las divergencias que, según afirmó, surgieron tras la sublevación entre Mola y Franco.

En su obra inicial, Alzamiento en España. De un diario de la conspiración (2ª edición, 1952, Editorial Gómez, Pamplona), que es la que este funcionario guarda en su biblioteca, JdlC aparece en varias páginas. En su segundo libro, Mola, aquel hombre. Diario de la conspiración (Planeta, Barcelona, 1976), lo hace en muchas más. Conjugando ambos títulos (I y II, en lo sucesivo) puede llegarse a una idea bastante completa de la participación del ingeniero murciano en la conspiración contra el Gobierno legítimo de la República.

El 12 marzo de 1936 Mola se reunió con los generales Fanjul y Rodríguez del Barrio para pasar revista a la situación. En ella se indicó que era “preciso también sondear los grupos políticos a los que se consideraba dispuestos a participar en la conjura y buscar personal que colaboraran en el proyecto”. Se habló, entre otros, de JdlC (II, 63). Esto indica que se pensaba contar con él ya en fecha tan temprana. JdlC, sin embargo,  no aparece en Maiz  hasta finales de junio (II, 137). En este momento Mola le entregó en Pamplona un troquel-modelo para la fabricación de la munición correspondiente al fusil de infantería. La idea era que, con dicho troquel, en el extranjero fuera posible fabricar tal tipo de cartuchería. Así fue. El ingeniero andaba entonces por España haciendo gestiones no precisadas, pero relacionadas con aviones (II, 204). En tal ocasión debió de recibir dicha pieza.

También en el mismo mes de junio ya se estaban encargando de las “gestiones para adquirir un aparato de gran radio de acción con destino al general Franco”  Kindelán, Luca de Tena, Bolín y JdlC (II, 175).

Tales gestiones se iniciaron en París por el marqués de Luca de Tena y en Londres por JdlC y Luis Antonio Bolín. Una noticia fechada en esta última ciudad el 7 de julio aseguró que “el asunto no se había resuelto todavía” (II, 202), pero no cabe duda de que las gestiones prosiguieron con éxito ya que, probablemente poco después, “el general Kindelán informó sobre los obstáculos con que tropiezan en Londres JdlC y Antonio Bolín (…) Últimamente la intervención de un inglés, mister Pollard, amigo de La Cierva, parece decidir la adquisición de un aparato con destino a una expedición cinegética por tierras de África” (II, 238). A esta cuestión  se referirá la segunda parte del presente informe.

El 14 de julio Mola esperaba ansiosamente noticias de Ceuta, Santa Cruz de Tenerife y San Juan de Luz. Se envió “un mensaje al teniente coronel Baselga requiriendo noticias del avión de Croydon, porque sin duda La Cierva sabría su paradero. Baselga podía comunicarse con La Cierva” (II, 274). Maiz escribió poco después (II, 275) que Bolín, “junto con el señor La Cierva había gestionado el alquiler del aparato”. Según Wikipedia, Eduardo Baselga fue detenido en San Sebastián el 14 de agosto. Compareció ante un consejo de guerra sumarísimo y fue fusilado pocos días después.

JdlC no actuaba en el vacío. Maiz afirmó que también participaba en las gestiones anticipatorias de la sublevación en conexión con un agente del servicio de inteligencia militar nazi (Abwehr) que dirigía el famoso almirante Canaris. Dicho agente (“WIM”) había suministrado al capitán Barrera “dos señas y contraseñas para que sean utilizadas por don Juan de la Cierva. Barrera se las entregó al general. Es un asunto exclusivo del trío Mola-La Cierva-WIM” (II, 281). Según esta fuente Manuel Barrera era el ayudante del coronel García Escámez y figura en la lista de miembros de la UME compilada según los datos obtenidos por el Negociado de Control de Nóminas del Ministerio de la Guerra, ubicado en la DGS y que el funcionario que suscribe dará a conocer en su próximo libro, El gran errror de la República.

En su primera obra Maiz ofreció algunos detalles complementarios sobre la conexión Mola-JdlC-Abwehr. Parecen un tanto fantasiosos, pero nadie -salvo servidor- los ha impugnado. El 27 de junio, el agente 6-WIW-9 (no se sabe si era WIM u otro) había comentado al general que “el tono católico en la próxima guerra civil española creemos que no será del agrado de Hitler. Sin embargo … “ (I, 189s) Ya recogió, en el mes de julio pero sin fecha, que “Mola ha tenido noticias por una persona cercana al aviador Gándara, que se encuentra en Francia, de la salida de Londres, ruta Tánger, del avión que ha de transportar al general Franco (…) Las gestiones del señor La Cierva, junto con el señor Bolín en Londres, para el logro del avión, han tenido éxito. Es un aparato de gran radio de acción. Lleva un nombre: “Dragon Rapid”  “ (sic) (I, p. 262).  

Probablementte se trató de Joaquín de la Gándara y Plazaola, marqués de la Gándara. Había participado en el 10 de agosto de 1932 y combatido la “revolución de octubre” en 1934 en Guipúzcoa. Era miembro destacado de Renovación Española, el partido monárquico cuyos dirigentes desarrollaron las conexiones previas con la Italia fascista de cara a la sublevación. Comandante de un Tercio de Requetés murió a los pocos días del estallido. Existe una referencia al mismo, que el funcionario que suscribe no ha comprobado, en la obra del marqués de San Juan de Piedras Albas, Héroes y mártires de la aristocracia española (Madrid, S. Aguirre, 1945, citada extensamente por Alfonso Bullón de Mendoza, “Aristócratas muertos en la guerra civil española” (https://dialnet.uniroja.es).

Incidentalmente, esta información refuerza la tesis de que la mayor responsabilidad por el desencadenamiento de la guerra civil corresponde a los monárquicos alfonsinos. Fueron quienes, junto con los carlistas, más contribuyeron a la subversión del Ejército desde 1934, tal y como ha expuesto quien esto escribe en ¿Quién quiso la guerra civil  (Crítica, Barcelona, 2019) y que reiterará, desde otro ángulo, en El gran error de la República (ibid, a aparecer en 2021).

 Maiz (I, 263s) explicitó en un apunte anterior al 13 de julio las gestiones de las que se encargaría JdlC de la siguiente forma:

Recibirá instrucciones en breve para un posible desplazamiento a Londres y Berlín. Asunto de municiones. Es una de las grandes preocupaciones del  general (…) La industria privada de armamento de guerra se prestará a servir mediante un pago al contado. Fábricas alemanas, austríacas y polacas están en condiciones de hacerlo. Hacen falta libras (…) Berlín y Londres serán los centros de actividad del señor La Cierva. Voy a anotar los nombres de dos personas que en Alemania van a intervenir desde el primer momento de las gestiones. Son el almirante Canaris y Von Veltjens (sic) (…) Se ha salvado una gran contrariedad: el calibre de nuestro fusil. Se ha resuelto porque el general Mola guarda un pequeño paquete que encierra una “pieza” que en su día el señor La Cierva llevará para solucionar rápidamente lo que podría encerrar una gran contrariedad”  Es obvia la responsabilidad que contraía JdlC en allegar recursos no ya para la sublevación sino para toda una guerra.

Efectivamente, según el citado autor (Maiz, II, 317-321), Mola había pensado (con razón, debería añadirse) en la posibilidad de que el golpe no triunfara y que diese paso a toda una contienda. Para ello, contaba con JdlC ya en la tercera decena del mes de junio cuando inició una operación oculta que el ingeniero bautizó con el nombre de Operación Faubourg y que involucraba al Tercer Reich.  De ella no se ha encontrado, que se sepa, ninguna otra referencia y no cabe descartar que se tratara de un caso de desinformación  por parte del dicho autor.

Conclusiones parciales

Esta primera parte del presente informe se ha limitado a la actuación desarrollada por JdlC antes del golpe de Estado. De ella se desprende que en una fecha no determinada, pero que cabe por lo menos situar en marzo de 1936, el nombre de JdlC se asoció de inmediato a los planes subversivos de los conspiradores.

Los contactos que identificó Maiz reflejan que JdlC estuvo en relación más o menos continua con Mola y que esta se densificó a medida que se acentuaban los preparativos. Tal contacto parece que tuvo lugar principalmente gracias a viajes de JdlC a España (de los que no se tiene demasiada noticia), pero también por medios indirectos tales como mensajeros.

El papel de JdlC se sitúa en el relato de Maiz en dos niveles: el primero en conexión con la supuesta actividad, todavía no documentada, de los agentes de la Abwehr nazi próximos a Mola; el segundo, con los preparativos en conexión con el marqués de Luca de Tena y el corresponsal en Londres del periódico ABC, Luis Antonio Bolín, para alquilar un avión que pudiera extraer a Franco de Canarias y transportarlo a Marruecos. De recordar es que Luca de Tena renunció a la dirección del periódico por lo cual pudo dedicarse enteramente a la preparación de la sublevación desde su previsor autoexilio en Francia.

[Continuará en el blog la semana próxima, pero en la realidad alternativa la segunda parte figuraría inmediatamente después de la primera]