SER el Cardenal Rouco Varela y una homilía desafortunada
La referencia a la guerra civil en la homilía de Su Eminencia Reverendísima (SER) el cardenal y expresidente de la Conferencia Episcopal Rouco Varela en el funeral de Adolfo Suárez ha despertado una fuerte controversia. Curioso, he acudido a una impecable fuente para comprobar lo que dijo. Tomo por buena la cita que introduce este post. Basta para mi argumentación. He puesto en negritas las palabras que me parecen encerrar el meollo de la cuestión.
Tengo en cuenta que una homilía no un texto académico, riguroso y preciso. Aun así, SER se apoyó en importantísimas figuras religiosas, eclesiales y doctrinales. Supongo que se molestó en prepararla o, al menos, en leer con cuidado lo que le preparasen.
Me limito a enjuiciar aquí el conocimiento histórico del autor. En el supuesto de que se la escribieran estaríamos ante un caso de indigencia conceptual y de desinformación. En el segundo, debidamente impresionado por los numerosos títulos académicos de SER, pongo en duda que si bien es posible que haya dedicado mucho tiempo a “empaparse” de la vida de los mártires de la fe, asesinados en la contienda, no es verosímil que haya profundizado en las causas de la guerra misma.
La imprecisión terminólogica es relevante. ¿Cuáles fueron los “hechos”? ¿Cuáles las “actitudes”? ¿De quiénes?.
La reacción más elegante que se me ocurre es la de mostrar perplejidad. En cuanto a los “hechos”, es difícil establecer paralelismos entre 1936 y 2014. ¿Hay alguna conspiración en marcha, bien sea a la derecha o a la izquierda, de que SER tenga conocimiento?. ¿Existe, por ventura, una situación de desenfreno, de anarquía, de violencia generalizada como la que siempre denunciaron los escribidores derechistas para justificar el golpe? ¿Ha llevado a cabo alguna formación política actual alianzas con potencias extranjeras para subvertir la legalidad vigente? ¿Son el fascismo y el bolchevismo hoy elementos cohesionadores de la conspiración? Misterio.
Si nos referimos a las “actitudes” deberíamos distinguir entre las de los sublevados y las de quienes no se sublevaron. Los primeros dejaron constancia oral y escrita de lo que querían: esencialmente salvar a la PATRIA (con mayúsculas) de una inminente revolución. No puede ignorarlo SER. Se trató de uno de los pilares conceptuales de la famosa Carta Colectiva del Episcopado español y de su fundamental redactor, el cardenal Isidro Gomá, quien ya había reflejado su “análisis” en su opúsculo El caso de España del que tomó las ideas. Entrecomillo lo de análisis porque no tenía mucho que ver con la realidad. Fue una visión meramente ideológica y un instrumento de guerra política con un ataque en toda regla contra los “chamarileros rusos”, desembarcados en Barcelona.
Supongo que SER no pensará en este tipo de “actitudes”. Así que debemos establecer la hipótesis que las que ha denunciado en su homilía se refieren a las que predominaban en 1936 en los medios gubernamentales, pero en ellas no figuró en lugar descollante la de cortar la eventual sublevación en el Ejército. Mas bien la de poner en práctica el programa electoral del Frente Popular, aprobado en las elecciones de febrero de 1936.
¿Y hoy?. ¿Cuantos de los países que encuadran a España en la UE y en la OTAN apoyarían a los futuros sublevados? ¿Piensa, quizá, en la Rusia de Putin como si la península ibérica fuese otra Crimea? ¿Contra quién se rebelaría una parte de la población, si es que de guerra “civil” se trata? ¿Contra el Gobierno del PP? ¿Contra la oposición que representan los demás partidos políticos, in totto o separadamente? ¿Un nuevo 23-F, coronado por el éxito?
Ha habido malpensados que han divisado extrañas alusiones detrás de las palabras de SER. Seamos generosos y consideremos que las “soltó” en passant. Ahora bien, si las dijo a propósito ¿fue para prevenir?, ¿para poner de relieve su preocupación por la PATRIA? Este tipo de cosas pueden hacerse más discretamente. Quizá en una entrevista con el presidente del Gobierno. Claro que, según noticias de prensa, este último no ha recibido todavía formalmente a SER.
También es concebible (n´est-ce pas?) que el cardenal tuviera en mente algunos de los problemas políticos y sociales que gravitan sobre el presente: las consecuencias de la crisis, el mal reparto del peso del ajuste, la desafección de la población con respecto a la casta política, el desapego nacionalista… Todo junto es difícil que dé para una guerra civil.
SER mezcló los evangelios y numerosas referencias eclesiales con un análisis histórico francamente débil. Quiza quería dar una lección à lo Gomá. A este, por lo menos, Franco le escuchó. Convengamos con EL PAÍS que el cardenal Rouco Varela se confundió , cuando menos, de tiempo y de lugar. Y pongamos en duda que esté al día en historia, salvo en la de los mártires de la proverbial “vesania roja”.
La referencia al párrafo relevante de la homilía la he tomado de http://infocatolica.com/?t=ic&cod=20408