Impresiones de una tournée sobre los mitos del franquismo
Angel Viñas
En la última semana he estado en España en varias ciudades haciendo una pequeña tournée con dos fines: inaugurar en Ciudad Real un congreso sobre la guerra civil y dar a conocer las tesis fundamentales de mis dos últimos libros. Regreso con dos impresiones muy vívidas: en el haber, y entre estudiantes y joven profesorado universitarios, he encontrado un gran interés por la guerra civil y sus consecuencias; lo mismo cabe decir de los círculos de las asociaciones memorialistas. En el debe, un cierto desconocimiento de los avances registrados por la historiografía durante los últimos años.
Lo más positivo figura, naturalmente, en el haber. Emerge una nueva generación de historiadores que, por razones de edad, ni siquiera habían nacido cuando falleció el general Franco. Para ellos la guerra civil y sus consecuencias podrían ser lo que la “guerra de Cuba” fue para la mía. Afortunadamente, no es así. La antorcha de la investigación y del futuro de los estudios sobre el período más reciente de nuestra historia estará muy pronto en sus manos. Regreso contento. No creo que los mitos y las falacias del pudorosamente todavía denominado por algunos “anterior régimen” vayan a aguantar un largo recorrido.
Las mentiras suelen tener, en efecto, las piernas cortas. Esta nueva generación cuenta con una formación mucho más aceptable que la nuestra. Se han movido por el extranjero. Hablan idiomas. Están al tanto de lo que se produce fuera. Aplican los métodos actuales de la investigación histórica. No desdeñan el contacto con otras disciplinas y se han dado cuenta de la importancia de las fuentes primarias, debidamente analizadas y contextualizadas. El profesor Payne y su “escuela” lo tienen mal. Sus enfoques no serán, me parece, perdurables, excepto como representativos de la defensa numantina de algunas de las tesis más influyentes de la dictadura.
Fuera del ámbito universitario -o de las asociaciones memorialistas- la situación es diferente. Da la impresión de que la voladura de los mitos pro-franquistas no logra hacer la mella deseable. La situación me recuerda, salvando todas las distancias, a la que entreví en Alemania en los años sesenta del pasado siglo. La Universidad y una parte de los medios iban por un lado. Una gran parte de la población por otro, con frecuentes “olvidos”, aunque por fortuna eran escasas las voces que clamaban en favor de la época nacionalsocialista (hay que recordar que la apología del régimen hitleriano caía dentro del ámbito del derecho penal).
Una cosa me ha sorprendido. En mi visita al archivo de la guerra civil en Salamanca (lugar de peregrinaje obligado) no había demasiados investigadores. Me dijeron que muchos estudiantes de la Universidad de aquella ciudad no trabajaban en él. Abundaban más las preguntas por escrito que las visitas. Esto último no es sorprendente. Salamanca tiene en su contra la lejanía, aunque la reciente conexión con el AVE podría, para los pocos que disfrutan de una beca de investigación (“cortesía” del Gobierno en los últimos años) servir de estímulo.
Me encontré con temas nuevos. Por ejemplo, un profesor norteamericano que había estudiado el impacto comparado en la memoria de las dos grandes guerras civiles, como fueron la que nosotros denominamos de Secesión y la española. Es un aspecto para mí muy significativo y ya ardo en deseos de leer su libro. Personalmente, en Ciudad Real defendí la tesis de que a los norteamericanos, sobre todo en los Estados del Sur, les había costado casi tanto trabajo digerir “su” guerra como a nosotros la “nuestra”.
En general mi discurso, adaptado a las diversas audiencias, tocó tres ámbitos esenciales: la controversia sobre la responsabilidad inmediata en la sublevación que condujo a la guerra civil; el papel de Franco en la prolongación de la misma y algunos rasgos inferidos de su comportamiento. El primero que se aprovechara de la contienda para “forrarse el riñón”. El segundo, la deriva hacia la Alemania nazi de su política exterior e incluso de los mecanismos más repugnantes de su represión.
En ninguno de ellos encontré confrontación, pero sí advertí un cierto escepticismo. La figura del hábil militar, austero en sus costumbres y sagaz político en el plano internacional -productos de la martilleante propaganda de su dictadura- sigue proyectando su alargada sombra sobre una parte de la sociedad, la menos joven y la más influida por el canon franquista y su continuada vehiculación por un sector de los modernos medios de comunicación social. Estamos todavía lejos de habernos reconciliado con nuestro pasado.
Como suele ocurrir, las discrepancias se polarizan en torno a hombres. Es inevitable. Para los no profesionales el papel de las “figuras providenciales” en la historia atrae la atención en su doble vertiente de admiración o de rechazo mondo y lirondo. Tres son las que más frecuentemente aparecieron en las discusiones: José Calvo Sotelo (el “proto-mártir”), Franco y, por último, su cuñado, el ministro Ramón Serrano Suñer. Este quizá porque es uno de los protagonistas de mi último libro y en el cual, naturalmente, puse algún énfasis.
Durante la “tournée” he estado pensando en Serrano con cierta regularidad. Cuando presenté el manuscrito de SOBORNOS a la editorial Crítica me encontré con que daba para llenar unas 750 páginas. Tales dimensiones lo hacían inviable así que no tuve inconveniente en recortar unas 200. No eran fundamentales para mi argumentación pero me pregunto si no serán interesantes para los amables lectores de este blog. No sirven excepto para pergeñar un artículo académico que pocos leerán.
Así que, contando con su buena voluntad, me propongo en los próximos posts presentar una visión complementaria sobre el quehacer de Serrano Suñer por labrarse una determinada imagen en la historia. Dado que uno de los propósitos de SOBORNOS estribó en alentar a quienes guardan celosamente sus papeles a que los abran al público, creo que es una manifestación de fair play (algo en lo que él no abundó) dar a conocer algunos de sus tempranos esfuerzos. Desde el primer momento tuvo la ambición de reducir el sambenito que se le colgó de querer orientar la política española hacia el Eje y, más particularmente, hacia el Tercer Reich.
Se tratará de una muestra de cómo ciertos temas son susceptibles de tratamiento en este blog. Lo he hecho con las “explicaciones” antisoviéticas del 18 de Julio, la leyenda de Guernica y la visión británica de las Fuerzas Armadas durante el franquismo, entre otros temas. ¿Por qué no hacerlo con una de las pocas figuras de la dictadura que tantas hagiografías ha merecido hasta el momento?
Creo que las consecuencias de la guerra civil están mal resueltas, una transición blanqueadora es parte del problema. Que un ministro del Interior cuando se plantea trasladar los restos de unos generales golpistas diga que alguien quiere ganar la guerra civil después de ochenta años, es indecoroso
Un dictador no se mantiene cuarenta años solo con el ejército y la policía, hace falta crear y mantener una sociología, un estado de cosas, una mentalidad, unos mitos que se proyectan hasta nuestros días (sociología del franquismo creo que diría Paul Preston). Y efectivamente el vehículo necesario son los medios de comunicación social.
Por otra parte, estoy deseando empezar a leer su libro «Sobornos», de momento no soy capaz de leer tres libros a la vez. De todos modos le animo a que exponga en su blog, las 200 páginas a que hace referencia
Muchas gracias por su amable correo. Estamos de acuerdo. La semana que viene empiezo con una pequeña serie de posts sobre una parte de lo que no pude llevar a SOBORNOS. Serán, esencialmente, posts sobre cómo Serrano Señor quiso hacerse una virginidad política.
Cordiales saludos
AV
¡Estimado profesor Viñas!:
Es posible que ya conozca este reseña del profesor Antonio Cazorla sobre «La otra cara del caudillo», en todo caso , aquí se la dejo:
http://www.albavolunteer.org/2016/06/book-review-la-otra-cara-del-caudillo/
Olvidé darle las gracias porque durante meses no he mirado los comentarios de mi blog. Está dominado por envíos de spam. Ya le dí también las gracias al reseñador.
Cordiales saludos
El relato dominante, producto de ser el único país donde no se derrotó al fascismo, de un golpe de Estado, de un exterminio de cualquier sospechoso de republicanismo y de la cultura republicana en todas sus formas con un furor iconoclasta que nada tenía que envidiar al más radical anticlericalismo( asociativas, artísticas,literarias, etc), de 40 años de dictadura con el control absoluto del aparato de propaganda, y de una Transición, donde no hubo ruptura ni depuración, donde permanece trasvestido todo el aparato administrativo, militar y económico del franquismo, ES el relato equidistante de los dos demonios, que es funcional y necesario para que el nuevo régimen asiente su legitimidad, en detrimento de la legitimidad de la República, suspendida violentamente. Pero al igual que en la IIWW aliados y el eje, cometieron crímenes de guerra, mucho mayores proporcionalmente y con mayor planificación en un bando que en otro, esto no iguala los dos ortogramas respectivos ni equipara la legitimidad de ambas causas, tampoco en la Guerra Civil española. Por otra parte, el peso de los comunistas en la resistencia francesa, que da como resultado que sean el partido más votado en las primeras elecciones después de la IIWW, y donde el sistema democrático transcurre dentro de cauces normales comparativamente o el caso italiano, demuestran que no había ningún peligro de bolchevización en España, que quedaba al otro lado de la frontera geopolítica que se establece en la Guerra Fría. El PCE por otra parte, era un partido minoritario antes de la guerra y no era un partido plenamente plegado a la URSS, cómo se demuestra en distintas desaveniencias, y que pocos años después de la guerra, ya defiende la reconciliación nacional y la vuelta a la democracia. Pero si el PCE no era un partido plenamente plegado a la URSS, menos lo era el PSOE, aunque fuese marxista. Entonces por esta vía, tampoco se puede defender esa presunta bolchevización y sometimiento a una potencia extranjera. Y si la revolución popular de 1934, a la que precede el golpe de Sanjurjo, donde los que se rebelan no tienen ni el poder militar ni el económico, fue un error, durante reprimido por el Gobierno de derechas de la II República, en modo alguno puede justificar este el golpe de Estado ( poder militar y económico ) del 36. Este relato dominante, necesita también, de la demonizacicón ontológica de comunistas, marxistas y anarquistas, al estilo de la tesis de Manuel Chaves, tan funcional al fascismo, que no por ello fascista, de que nadie defendía la legalidad ni la democracia, y que anarquistas y comunistas son esencialmente malos, y por lo tanto nada bueno puede salir de ellos, por mucho que la documentación y los hechos demuestren que sí defendieron el sistema republicano y que tuvieron en algunos casos comportamientos ejemplares, recalcándose solo los crímenes de guerra que se cometieron. Por no hablar de su peso en la reconcialiación nacional y la Transición. Así de estos lodos, tenemos a un genocida enterrado en un Mausoleo con todos los honores, construído por presos políticos, una Fundación a nombre del tirano, y más de cien mil desaparecidos forzosos enterrados en cunetas sin dignidad alguna. ¿ Se imaginan una Fundación Adolfo Hitler o Juana de Chaos? Un mausoleo a nombre de un etarra? Manifestaciones a favor de estos, donde se agrede a activistas que señalan la condición de asesino del sátrapa? Pues eso está pasando en España, donde se discrimina a las víctimas del franquismo frente a las de otras violencias, se las deja morir sin el consuelo de poder enterrar dignamente a sus familiares, y se les niega todo acceso a la justicia. Toda mi admiración por su obra,sr Viñas, tan necesaria hoy en día.
No podría mejorar ni en una coma lo que Vd. dice. Si no tiene inconveniente su comentario no aparece en mi página de Facebook (lo miraré) lo subiré a ella, si Vd. me autoriza. Naturalmente.
Cordiales saludos
Angel Viñas
Naturalmente espero cualquier información sobre aquél régimen impuesto por las fuerzas que no renunciaban a sus privilegios, prebendas y bicocas decimonónicos, desde su óptica objetiva y minuciosa a la que Vd. nos tiene bienacostumbrados profesor y que constituye un privilegio tanto actualmente como para el futuro.
un saludo
He estado terriblemente ocupado y, créalo o no, hasta hoy no me he dado cuenta de que tenía una serie de comentarios en mi blog. No lo miro porque está siempre inundado de spam. Hoy, que tengo algo de tiempo libre, me he dedicado a borrarlos y he visto el suyo. Trataré de dar más información sobre los años nada gloriosos de la dictadura. Empezaré en marzo. Muchas gracias por su atención.