TRASLADAR AL CIBERESPACIO EL ESFUERZO ACADÉMICO POR ILUMINAR EL PASADO
En los meses transcurridos desde la aparición de este blog, hace ahora casi un año, me he visto obligado a abandonar algunas certidumbres. La crisis ha recortado drásticamente las ventas de libros. También los de historia. Incluso me atrevo a decir que en particular los de historia. Las tiradas se hacen diminutas. Los costes de distribución se han disparado. Las devoluciones aumentan. El Gobierno se caracteriza por su inacción ante un sector que no solo representa la cultura del país sino que también hace una contribución nada desdeñable al sacrosanto PIB. Por el contrario, noticias, informaciones, análisis, bulos y tergiversaciones han encontrado en el ciberespacio campo abonado para darse a conocer. Las nuevas realidades se imponen. ¿Qué hacer?
En primer lugar salir de la torre de marfil. Cuando empecé a estudiar historia en Alemania escribir significaba, esencialmente, escribir para los colegas. Lo que contaba era conseguir el reconocimiento dentro de la profesión. En España las cosas eran algo diferentes. La oferta de los contemporaneistas encontraba una demanda ávida. En los años de la transición nuevas revistas especializadas y nuevas firmas en editoriales consagradas lograron grandes éxitos de ventas.
Esto último suele aplicarse hoy, con escasas excepciones, a autores que escriben para reforzar las convicciones de ciertos sectores sociales. O para “hacer caja”. Uno de los libros más deleznables jamás escritos sobre Franco, ya publicado hace algunos años, ha conseguido ventas al parecer notables. A mí me da vergüenza citarlo. Al lado, la monografía paciente y cuidada subsiste; la apertura de brechas en términos de nuevo conocimiento subsiste, pero siempre en tiradas cortas. La reconstrucción del pasado continúa pero ¿cuál es su impacto en términos de lectores?
Y, sin embargo, la necesidad de potenciar este impacto es hoy más intensa que nunca. Un colega y amigo me envía la siguiente cita de Tony Judt:
“Amañar el pasado es la forma más antigua de control del conocimiento: si tienes en tus manos el poder de la interpretación de lo que pasó antes (o simplemente puedes mentir acerca de ello), el presente y el futuro están a tu disposición. De modo que, por simple prudencia democrática, conviene garantizar que la ciudadanía esté informada históricamente.
La tarea del historiador, si se quiere verlo de este modo, es proporcionar la dimensión del conocimiento y la narrativa histórica, sin lo cual no podemos ser un todo cívico. Si tenemos una responsabilidad cívica como historiadores, es esta. Los historiadores tienen la responsabilidad de explicar. Aquellos de nosotros que hemos elegido estudiar Historia Contemporánea tenemos una responsabilidad más: una obligación respecto a los debates contemporáneos.»
Judt desarrolla una idea que ya anticipó Orwell pero, en lenguaje actual, no cabría expresar mejor los desafíos y responsabilidades del contemporaneista. Sin medro alguno de la pulcritud y exactitud científicas, sin la menor concesión a la necesidad absoluta de fundamentar las aportaciones, se hace de todo punto preciso desarrollar una labor educativa más amplia y extenderla al ciberespacio. Un portal que atiende a ello es, desde hace unos años, www.academia.edu al que académicos de todo el mundo suben algunos de sus trabajos.
Para el caso de la guerra civil la profesora Matilde Eiroa y su equipo en la Universidad Carlos III han empezado a estudiar las modalidades de propagación via internet del conocimiento sobre tal capítulo esencial de nuestra contemporaneidad. En diciembre aparecerá en papel, por última vez, la revista STUDIA HISTORICA, de la Universidad de Salamanca. El número, monográfico, está dedicado a la bibliografía más reciente sobre la guerra. Ha sido un trabajo pionero en cuanto a extensión y profundidad. Colaboramos treinta y seis historiadores de las más variadas diversas nacionalidades.
Ya estoy poniendo en marcha un proyecto que amplíe el contenido de STUDIA HISTORICA a otras tradiciones historiográficas (holandesa, griega, latinoamericanas, quizá japonesa). Su puesta al día se hará en forma de e-book exclusivamente. Ello le asegura la posibilidad de una difusión prácticamente universal. La fecha de salida está prevista para, aproximadamente, dentro de un año.
HISPANIANOVA se ha renovado. Es la primera revista electrónica de carácter académico que se creó en España a iniciativa de los desgraciadamente ya desaparecidos Angel Martínez de Velasco y Julio Aróstegui. Ha mantenido un alto nivel de calidad. Los lectores pueden comprobarlo en http://e-revistas.uc3m.es/index.php/HISPNOV . Los artículos que en ella aparecen computan a efectos de la ANECA.
Pues bien, no por casualidad sino coincidiendo con el XL aniversario del fallecimiento del general Franco HISPANIA NOVA publicará en octubre o noviembre de 2015 un número extraordinario. Uno de sus platos fuertes será la disección, a cargo de un pequeño grupo de expertos, de la biografía que de tan señera figura han publicado recientemente Stanley G. Payne y Jesús Palacios.
Sin esperar tanto tiempo los interesados podrán dentro de poco leer en e-book las ponencias presentadas en el reciente congreso de la Asociación de Historia Contemporánea que tuvo lugar el pasado mes de septiembre en la sede del CSIC. Será gracias a la entusiasta cooperación de las Universidades Autónoma y Complutense y a la dedicación de los profesores Pilar Folguera y Juan-Carlos Pereira, entre otros, y sus correspondientes equipos.
Nada de esto sustituye, de forma radical, a la letra impresa. Es preciso pulsar todos los teclados a la vez, con el fin de difundir en y fuera de España los avances y progresos que en los últimos años, y a pesar de todas las dificultades, hemos realizado los historiadores españoles.
Por mi parte, y cuando este post aparezca en el blog, habré dejado mis libros y mis documentos en Bruselas y realizado una gira de quince días, en México y Portugal, para familiarizar a aquellos colegas con las luces que, poco a poco, han ido encendiéndose en el actual panorama de la historiografía española sobre la guerra civil y el franquismo. No revelo ningún secreto si afirmo que, por lo general, no coinciden con las interpretaciones que han difundido sus ilustres biógrafos. De alguna me haré eco en los próximos posts.
Gracias por divulgar a Judt, para mi es el ejemplo de lo que podriamos llegar a ser los historiadores, pero sois muy pocos. Sesgraciadamente, muchos no conjugamos la capacidad de narrar y de investigar, tenemos que ser conscientes de nuestras carencias. Por ello, creo que tenemos que contar tambien con los divulgadores que quizas no tienen posibilidad de investigar pero si son capaces de ensimismar audiencias, leyendo, viendo o escuchando, con su capacidad de relatar historias. Angel Bahamonde dice que se puede hacer interesante incluso enseñar la subida del precio de las patatas; estoy de acuerdo, pero unos valen más que otros para eso
solo decir que me gustaaa http://www.angelvinas.es y todo gracia a google